...otra historia sin fin
Despertaste ese día, despertaste de golpe [como pocas veces sucede] aquel extraño día. Miraste el reloj, no era tan temprano, no era tan tarde, todo estaba raro, lo sentiste desde que viste tu techo, pensaste: -"Yo no debería estar aquí... ¿dónde dejé el control?"-. Giraste y debajo de la almohada que casi nunca usas [solo para sofocar tus gritos, por el miedo al que-dirán los vecinos] estaba ese dispositivo, con el que encendiste el estéreo "(no me refería a este control)"... una vieja canción adorno aquel cuarto sin puerta fija.
Te pusiste de pie, el suelo estaba sucio, rasposo y frío [como siempre].
Caminaste hacia la ventana, querías ver la ciudad, hiciste a un lado la cortina negra; tu mirada se detuvo en el cielo, jamás habías visto un azul tan intenso, tan vivo -"Qué raro día es hoy, ¿acaso me estaré convirtiendo en daltónico?"- ... pero no eran tus ojos los distintos en ese amanecer, en efecto, esta vez algo había cambiado, tú habías despertado en muchos sentidos...
Los segundos se transformaron en minutos y el agua caía sobre tu cuerpo marcado, pensabas en como el tiempo se comporta igual que el agua, se escapa entre las manos, se congela, se evapora y deja una sensación de resequedad cuando ya no tienes...
Te vestiste, sin dar importancia a las manchas que han encontrado refugio en tu ropa recientemente. Viste tu reflejo en el espejo, una imagen aterrizo en tu mente, eras tú, con una camiseta amarilla de superman, tenías unos 3 o 4 años, una media sonrisa escapo de tu rostro...
Te escondiste debajo de una gorra."Debería aprender a cocinar, debería hacerme el hábito de la lectura, debería escuchar más y hablar menos, debería confiar en mí, debería confiar en los demás, debería expresarme correctamente, debería olvidar muchas cosas..." - y 'debería' se convirtió en tu cruz ese día.
Un poco de cereal, agua para el camino y una galleta. "Este cepillo me lastima las encías"Tomaste las llaves de tu auto y un cd. Te propusiste fluir entre las calles, huir sin rumbo predeterminado. Una maldita sensación familiar estaba golpeándote por dentro, los recuerdos consumían el oxígeno en tu cerebro, solo podías pensar en escapar de ese estado, deseabas poner todo en la guantera y dejarte llevar por los aromas. [aunque siempre has sabido que eso es imposible]
Un hombre te maldijo, te gritó, te insultó, estaba lleno de ira, te hizo una seña y se fue con aires de grandeza; aparentaste no darle importancia a aquel incidente, pero temiste [de nuevo] sentir el odio. Tu pierna izquierda temblaba, pisaste el embrague y a penas se puso en marcha el vehículo,
te hundiste en el asiento y subiste el volumen de la música.Mientras conducías pensaste: "(Quisiera ser un color, un color extraño, como el que cubre al cielo hoy, pero no quisiera ser ese color)". También, reflexionaste en lo incomodo que es para los demás ser tus pasajeros [porque estás acostumbrado a andar solo] y en cómo no puedes manejar bien tus relaciones involucren un contacto directo con quienes te rodean [porque estás acostumbrado a estar/sentirte solo].
Te detuviste en un minimercado, tenías ganas de goma de mascar y ya te habías acabado el agua, te diste cuenta de que traías suficiente dinero como para dormir fuera de casa y comer. El niño en el mostrador insistió en empacar las 3 cosas que compraste [al último momento agarraste unos chocolates], dijo: "
buenos días... jajaja, digo tardes, déjeme ponerlas en la bolsa"- te dio risa, pero la mantuviste adentro, fue muy curiosa la situación, tal vez ahora no cause efecto en ti, pero aquel día extraño le diste de propina al niño empacador 1 dólar que había estado guardado en tu cartera desde 3 meses atrás, el abrió los ojos y un gesto de gusto cubrió su rostro, se sorprendió, pero solo dio las gracias y lo guardó en la bolsa de su chamarra.
Sentías que la ciudad latía como nunca, algo estaba mal [como siempre has creído], había un vacío en ti, pero ninguna sensación en ese momento era pura, todo estaba mezclado, te encontrabas sumergido en un licuado de sensaciones, ideas y locura... no estabas mal, no estabas bien... el cielo no dejaba de asombrarte y tú no dejabas de pensar en todo a la vez.
Pronto te hallaste en la carretera cerca de la playa, abriste un poco la ventana para escuchar ese chillido del aire. Te estacionaste, escuchaste las olas y todo lo que envuelve al lugar, respiraste, contaste el tiempo hacia atrás y te fuiste. Te dio hambre, avanzaste un poco más, llegaste a un sitio con muchos restaurantes, al parecer el platillo principal y común entre todos ellos era la langosta. "Pues, como que tengo hambre... jajaja... digo mucho 'pues'...".
Entraste a un lugar, subiste por las escaleras y un tipo te llevó a una mesa, te dio el menú y preguntó "
¿Qué quiere para beber?", pensaste, "nada con gas, nada de alcohol... pocas cosas me gustan...", finalmente pediste una limonada "(típico)"... pediste dos langostas, una frita y la otra al vapor... y no es la gran cosa... pero, eso no te importaba, mirabas el mar a través de la ventana, recordaste que a ella le fascina el mar aún cuando le teme tanto, pensaste en un abrazo...
Siempre comes muy despacio, veías como el mesero daba vueltas y vueltas, sin despegar la mirada de tus platos, "¿Más limonada?"...Había 3 mujeres mayores conversando en la mesa al lado de la tuya, pensaste en que todas eran divorciadas, ellas reían y reían...
Terminaste, después de poco más que una hora, pagaste, dejaste la propina y te fuiste...
Llegaste a un lugar relativamente cerca de las olas, ahí pensaste en lo que habías comido el día anterior [comida china]... "(una vez más las galletas me mintieron)".
[nunca has sabido como terminar]... regresaste a casa...
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