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martes, febrero 28, 2006
 

Lavar y Secar





Para los que me conocen, saben que ya vengo integrado con audifonos,
y por lo regular estoy escuchando música mientras espero algo.
En este caso fueron cds completos, en la lavada:

Slaughter of the Soul de At The Gates
Courting Tragedy And Disaster de Himsa
Hail Horror también de Himsa

No sé con exactitud por qué me gusta escuchar música
acelerada cuando lavo.

Mientras planchaba:

De-Loused in the Comatorium de The Mars Volta
You Come Before You de Poison The Well
Lifted or The Story Is in the Soil, Keep Your Ear to the Ground de Bright Eyes
I'm Wide Awake, it's Morning también de Bright Eyes
Hot Fuss de The Killers

Porque tenía ganas de cantar mientras secaba la ropa
con la plancha, regularmente canto y bailo mientras hago
ese tipo de cosas, como lavar, planchar, limpiar, etc., etc.

Unknown 11:59 p.m.
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Día 14

Amanecí tarde, muy tarde, a pesar de que había puesto el despertador, como que me acuerdo que lo escuché, pero estiré el brazo y lo apagué. Desperté a las 11:00, mi clase empezaba a las 12:00, así que no me preocupe mucho, pero ya había perdido el desayuno y la oportunidad de lavar temprano.

Me bañe y comí frosties [así le llaman a las zucaritas acá]; no tenía ni poquitas ganas de ir a la escuela, pero, bueno, se supone que a eso vine, así que forcé a mis pies a caminar hacia la escuela.

Clase de 2 horas de Digitales, el profesor sabe mucho, pero su voz tiene un tono tan plano, tan estático que me hace tranquilizarme muchísimo al grado de que cabeceo varias veces porque me arrulla y los ojos se me cierran, de todas maneras hice algunas preguntas en clase con el fin de mantenerme despierto.

Regresé a la residencia, ya tenía lista la ropa, bueno, amontonada dentro de una maleta para llevarla a lavar, era bastante, 2 semanas casi; en México por lo regular lavo cada semana mi ropa, cada sábado por lo general, vamos a lavar, vamos a una lavandería que está por la Palomar, echo la ropa en la máquina, después 6 pesetas, se enciende y espero a que le caiga un poco de agua, ya que más o menos el agua cubre la ropa le echó el jabón, usamos uno que es líquido, esperar un poco más, cuando se prende el foquito de “rinse”, entonces le echo el suavizante y en unos minutos más está lista la ropa para secarse. Las secadoras me gustan, desde que era niño, me gustaba sentarme dentro de una y dar vuelta, me golpeé varias veces la cabeza por andar de chistosito y me regañaron muchas muchas veces.

Fuimos a la lavandería después de comer. Es un lugar pequeño, hay 7 lavadoras y 2 secadoras, tenemos derecho a 3 lavados al mes, los secados son a parte, cuesta 2€ y dura un poco más de una hora la secadora. A Toño no lo dejaron lavar, le pidieron que pasara a las oficinas para que arreglara su situación, rápido agandayé 2 máquinas, la señora que me atendió tenía prisa, y echó por mí el jabón en polvo y el suavizante y en un abrir y cerrar de ojos ya se despedía desde la puerta.

El ritual de lavado acá es diferente, se agrega el jabón, se pone el suavizante [para mí todos los suavizantes de tela son suavitel, pero pos pa no verme tan naco, “suavizante”] en un recipiente que tiene la lavadora, está arriba del tubo ese que da vueltas, como que le hicieron un hoyito y a cierto tiempo se vacía; prendes la máquina, empieza a caer agua y metes la ropa [conmigo son todos contra todos, negros con blancos con azules con verdes con cafés con grises, el secreto está en usar solo agua fría, así los colores no se desprenden de los chones y manchan las camisas, solo hago la distinción entre pantalones y camisas, una costumbre milenaria en mi familia, ¡vivan las tradiciones!

Estoy acostumbrado a las máquinas gringas, por lo general tardan unos 30 minutos lavando, otros 30 minutos secando y en lo que doblo la ropa se pasa 1 hora y media; pensaba que en un país de primer mundo europeo se seguiría el mismo procedimiento básicamente, inclusive tal vez podría ser más eficiente, pero ¡Oh sorpresa! Las máquinas son lentísimas, más de una hora para lavar y más de una hora para secar. Yo tenía laboratorio de Digitales a las 17:00, así que terminé sacando la ropa de la secadora antes de tiempo, aún le quedaban más de 20 minutos, aún estaban húmedas la mayoría de mis prendas. Rápido las amontoné en una bolsa negra que me dieron ahí y salí corriendo de la lavandería con la bolsota al hombro y la maletota en mano.

Nada más dejé las cosas en el cuarto, agarré mi mochila y a correr se ha dicho, ya eran las 17:00, lo bueno es que hoy no hacía frío, seguía despejado y el sol calentaba rico, ahí iba yo por la calle, sin sweater ni chamarra, así a pelo, bueno, con una camisa de manga corta negra con rayitas y unos pantalones azules.

Me aventé una buena carrera, pues llegué a penas 5 minutos después de que empezará la clase, me senté en mi lugar; en cuanto lo hice sentí como el calor de la carrera me alcanzaba. La clase transcurrió normal, sin contratiempos, a excepción de que, ya casi para terminar, se me salió uno, sí, se me salió, bueno, lo dejé salir, ya tenía rato aguantándome y de plano me valió; después cuando le conté a Toño me dijo: “¡No mames!, te tienes que aguantar, ¡Te valió madres!”, el caso es que ahí si me dio un montón de vergüenza, a pesar de que creo que nadie escuchó, porque nadie volteó a verme o hizo caras, yo si lo escuché, pero bueno ya pasó, no pasará de que digan cosas de mí a mi espalda, ni pedo… De camino a la residencia iba riéndome, sentía vergüenza, pero me daba mucha risa a la vez.

Me puse a ver la tele con Carlos, que tenía clase a las 20:00, ahí me quedé en la sala hasta que llegó Toño, que había ido al centro a investigar algo de unos cursos articulturosos a los que queremos entrar, mañana voy a preguntar por uno de fotografía digital a ver que show. Nos pusimos a jugar PS2, un buen rato hasta que volvió Carlos y Bea, como que nos dio vergüenza porque el PS2 es de Bea y nosotros ya bien de la familia nos pusimos a jugar sin pedir permiso ni nada, pero, al parecer se lo tomaron muy natural así que aparentemente no hubo problema, pero no volveremos a jugar sin supervisión de uno de ellos.

Después de jugar me acordé de mi ropa mojada amontonada, hay una técnica de secado, que se me ocurrió aplicar, consiste en planchar la ropa sin vapor, para así secarla. Tomé entonces el burro para planchar que hay en la residencia y la plancha, me metí en el baño del cuarto, porque se me hace como el lugar más fresco del cuarto, además de que tiene 2 ventanas y las puedo abrir sin que entre mucho frío, y quería que por ahí escapara el vapor de la ropa, porque luego me empieza doler la cabeza.

Planché y planché hasta que mi espalda y piernas ya no pudieron más, me quedó como la mitad de la ropa sin planchar, pero ya estaba muy cansado para seguir, además de que ya era tarde. Me di cuenta de que en Tijuana ya serían las 5 de la tarde, así que de una vez me esperé un poco para llamar a casa y hablar con mi madre, porque ya tenía algunos días sin escribirle y sé que es bien preocupona.

No podía dormir, y mi pijama de bob estaba humeda aún, me tuve que acostar casi en pelotas, aprovechando mi insomnio me puse a platicar con amigas de aquel lado del océano Atlántico hasta que me dio sueño y finalmente cerré los ojos.

Unknown 11:56 p.m.
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lunes, febrero 27, 2006
 

Día 13

Tempranito a la escuela, después de desayunar, claro. Un bonito día me saludaba, de hecho, el más calientito desde que estoy aquí. Caminé despacio hacia la escuela, aún había tiempo. Hace un año no hubiera imaginado estar aquí, justo hoy, con una chamarra azul, caminando despacio y sonriente por banquetas decoradas con árboles a los lados, no imaginé que estaría del otro lado de un océano que no había visto, que despertaría para desayunar un napolitano de chocolate, con leche caliente con cacao y jugo de naranja. Me dio gusto, me sentí con ganas de brincar.

Clase de control, tranquilo, ahí pero allá también. Saliendo de clase me regresé a la casa, a descansar un rato, en el camino me encontré a Carlos, me felicitó, al parecer Toño les había contado, a él y a Bea, estuvo cool eso.

Después del pequeño descanso, de vuelta a la escuela, clase de Digitales, en esa sí, de plano estaba en otro mundo, lo bueno es que la grabé a escondidas. Luego, una pequeña merienda, otra tortita de queso, una pequeña siesta y después al centro de Alcalá.

Si está la huelga, pero aún así lo autobuses siguen pasando, con la variante de que tardan muchísimo más que de costumbre, esperamos. El plan era comer en un restaurante llamado “Burrito”, según de comida mexicana, lo vimos en un anuncio en el cine. No sabía bien dónde estaba, pero sabía que era por la calle mayor, la calle mayor es la calle que esta frente a la Plaza de Cervantes, en esta calle no pasan autos, está empedrada y a los lados están los comercios.

Recorrimos toda la calle, de principio [bueno, casi el principio] a fin y no encontramos el restaurante, entonces empezamos a buscar en las calles transversales a la calle mayor, buscamos sin suerte. Ya casi regresando a la Plaza de Cervantes entramos como a un callejón y encontramos un lugar llamado “El Gringo Viejo”, decía que era restaurante mexicano, en el techo tenía unos sarapes colgados, eran como las 16:30, y estaba algo vacío, al igual que toda la calle [de 14:00 a 17:00 es el tiempo de la siesta], yo quería encontrar al mentado “burrito” regresamos a la calle mayor, ahora si desde el principio, le comenté a Toño, si no lo encontramos esta vez, tal vez tengamos que renunciar a nuestra hombría y preguntar direcciones.

Afortunadamente no fue necesario renunciar a nuestra hombría, a unos cuantos pasos después de caminar por la calle mayor, cargado al lado derecho, apareció un letrerito, tenía la caricatura de la cabeza de un burro con un parche en el ojo izquierdo y decía “burrito, restaurante mexicano”.

La entrada es como un callejón, y ya se ve al finalizar el callejoncito el restaurante bar. Entramos y nos sentamos en una mesa, la mesera se acercó y nos preguntó: “¿que vais a querer?”, nos quedamos como: “¿Y el menú?”, veníamos a comer, contesté, la mesera entonces dijo: “La cocina está cerrada”, en mi mente un edificio se derrumbo “bbbbrrrruuummm”, y también se escuchó el sonido que generalmente finaliza algunas canciones típicas mexicanas: “ta taran tan tan”. Volverían a abrir la cocina hasta las 20:00, pero ya sería demasiado tarde, además teníamos una cita con una lasaña en la residencia. Nos levantamos, con un sentimiento entre decepción y pena, y nos fuimos.

Yo aún quería comer comida mexicana, o algo parecido, así que finalmente decidí que regresáramos al “Gringo Viejo”. Le pregunté al de la barra que si estaba abierta la cocina, me contestó que la abrirían en 10 minutos más, no quería quedarme ahí sin hacer nada, así que nos fuimos a dar una vuelta mientras y aproveche para comprar unas baterías para la cámara.

Pasaditas las 17:00, estábamos de vuelta en “El Gringo Viejo”, entramos al lugar y es como una mezcla bien rara, entre “comida mexicana” y “comida gringa”. Pedí unos tacos de vegetales, pensé que sería algo parecido al burrito vegetariano del Armando’s que está por la Palm, y Toño pidió enchiladas. Lamentablemente no hay comida mexicana como la hecha en México, no rifó, ni los tacos ni las enchiladas, los tacos estaban llenos de verduras que no son de las típicas mexicanas, no tenía chile, tenía queso [eso fue bueno], pero no tenía frijoles o arroz o algo que dijera: “Ah, México”; las enchiladas estaban hechas con tortillas de harina, y se despedazaban bien de volada. Pedimos una orden de guacamole, con totopos, estaba bueno el guacamole, pero le faltaba chilito, y los totopos no eran muy buenos que digamos, estaban regulares, sin un sabor distintivo.

Bueno, pero estuvimos hablando cool, como quiera me estoy acoplando con Toño, es un buen amigo, el primero en felicitarme este día. Nos gusta reírnos de la manera en la que hablan algunos españoles, y de los chistes de polo polo.

Terminamos de comer y revisamos la agenda cultural, ¡a los habitantes de Alcalá de Henares se les ocurrió hacerme un carnaval!, y hoy tocaba un desfile de disfraces, que terminaría con un concurso de disfraces en la Plaza de Cervantes.

El desfile estuvo guay [cool acá], mucha gente, sobretodo gente mayor, disfrazados de payasos, de los cazafantasmas, de damas y caballeros de la época medieval, de motociclistas, de personajes de matrix, de bucaneros, entre muchos más. La música que traía al desfile era responsabilidad de una pequeña, pero sonora, banda musical, que entre sus marchas logré distinguir una canción de Celia Cruz, la que dice: “… que la vida es un carnaval y las penas se van cantando ♪”.

Cuando todo el tumulto de gente arribó al centro de la Plaza de Cervantes, en el escenario empezó a sonar música de esa que está mezclada con samba y sonidos africanos [“te te teterete” como de esas], la gente se congregó frente al escenario y muchos bailaban [no con mucha gracia, pero estaban sonriendo y para mí eso es lo importante de un baile], los niñitos se unían a la celebración.

Puntualmente a las 19:30, apareció un tipo en el escenario, con chamarra amarilla, lentes de aumento y micrófono en mano, dio la bienvenida a los que estábamos ahí y empezó a llamar a los concursantes disfrazados en las distintas categorías: individual, pareja y grupo, había un panel de 3 jurados y la gente aplaudía y gritaba de vez en cuando.

El presentador, como cualquier presentador de ese tipo de eventos, decía uno que otro chiste, la mayoría malos, le pedía al público aplaudiera con fuerza a los participantes, les sugería a los disfrazados en el escenario que saludaran al público y a los jueces y les indicaba por dónde bajar.

Me dio gusto ver a la gente española convivir ahí sonrientes, se cayó por completo la imagen del español frío y distante, estuvo cool. Aprovechando el carnaval me compré unas semillas de calabaza, no están tostaditas como en México, pero están buenas y me las dieron en un como cartón enrollado como cono, 100 gramos, 1.50€.

En cuanto terminaron de desfilar los disfrazados, nos encaminamos a la estación de autobús, justo antes de cruzar la calle, escuchamos “Tijuana”, eran las chicas de Mexicali que habíamos conocido en Toledo, esta vez como que ambos lados estábamos interesados en entablar una conversación mayor a 1 minuto y estuvimos un ratillo intercambiando información, de paso nos invitaron para que el jueves fuéramos al Gabana, un bar donde se reunen bastantes estudiantes, en su mayoría Erasmus. Así que ya tenemos planes para el jueves por la noche gracias a Marlene y Berenice de Mexicali. [hasta hoy supimos sus nombres y ellas los nuestros, segunda vez que alguien me dice: “Tu nombre no se me va a olvidar”, it feels good].

Se marcharon, tenían que comprar mandado, nosotros esperamos el autobús, ya era hora de cenar. Me dormí en el bus un ratito, cuando llegamos pensé en que mañana debo lavar mis chones, como en casa, yendo a la lavandería [lo que son las cosas, llevo más de 9 meses sin lavar mi ropa en mi país]. Cenamos y quedé llenísimo a reventar, en la residencia me puse a ver la tele con Carlos y Bea, pasan como 3 horas de C.S.I. a Bea le gusta mucho y lee el nuevo libro de Harry Potter en los anuncios.

Mientras veíamos la tele me puse a revisar mi correo y me dio mucho gusto que mis amigos se acordaran de mi cumple, uno de los correos que rifó fue el de Brenda, me mandó un regalo muy bonito, casi chillo, pero me aguanté porque soy muy hombre.

Les presumo mi regalo:
[ mouse sobre la imagen por favor ;) ]



Aún estoy esperando alguno que otro correo, gracias a todos los que se acordaron de mí y a todos los que se acordarán después.

Ya es noche, debo dormir, para despertarme temprano e ir a lavar mis choninos. ¡Sale Bye!

Unknown 4:01 p.m.
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domingo, febrero 26, 2006
 

El Autobús



Lo tomas en la Plaza de Cervantes,
te bajas frente al Hospital Universitario,
Ya que estés frente al hospital, o sea,
te bajaste y estás viendo el hospital de frente,
te giras hacia la izquierda, 90 grados, vas a ver
un mini centro comercial, hay un banco santander ahí.
Caminas hacia él, de hecho, ahi ya es territorio de
las residencias.
En cuanto pases el centrito comercial ese, buscas como
un bar, llamado Nivola, te sigues derecho, hasta un edificio,
donde hay una barra, vino, hacen comida y tal, no entres,
cuando estes justo frente a la puerta, giras a la derecha,
90 grados, vas a ver como unas canchas de tenis, frente a
unas como casas [en el camino ya te habrás encontrado algunas],
te vas derecho, ese es el conjunto de residencias A-11, yo estoy
en la A-11.3, tocas el timbre y preguntas por mí, si es que yo
no soy quien abre la puerta [o si soy yo quien abre, igual y
puedes preguntar, para hacer el momento cómico, yo fingiré
no saber quien eres, después una sonrisa se me escapará y
terminaré abrazándote]

Unknown 5:40 p.m.
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Día 12

Naturalmente, perdí el desayuno, me desperté a la 1 de la tarde o algo así, y me puse a ver Evangelion con Toño, cuando era joven esa serie me traumó un rato. Se siente bien ver cosas/lugares/personas que me gustaban mucho en algún tiempo.

Vimos 7 capítulos de la serie. Luego a comer. Hoy comí alcachofas, no me gustaron, también pastel de carne, está bien raro porque es carne molida, con arroz y puré de papa es lo de arriba del pastel, me comí todo, hasta las mentadas alcachofas [rebajé el sabor con pan], tenía mucha hambre.

Nos pusimos a jugar otro rato Play Station 2, otra vez el de chútale, un buen rato. Después Toño quería ir a misa, y para no quedarme en la residencia decidí acompañarlo. Me bañe, por fin, me puse ropa limpia y mi chamarra inmortal, y para eso de las 19:30 ya estábamos esperando el autobús al centro de Alcalá.
Al parecer la huelga de mañana es inminente, escuché a un señor decir que estarán en huelga 2 días y que si sus demandas no se cumplen que continuarán, no sé cuales sean sus demandas. Los domingos los autobuses pasan 1 vez cada 20 minutos aproximadamente.

En el camino hacia el centro, dentro del autobús, me iba durmiendo, sentía los ojos muy pesados, recuerdo que en pedazos de camino me dormí, recuerdo estar escuchando la canción de The Boy’s Republic de Deftones, esa canción me fascinaba hace algunos añitos, recuerdo estar medio dormido, abrir los ojos, ver un letrerito luminoso en el camino y pensar: “esa canción me gustaba mucho, me gustaba cantarla y sentirla, ahora solo abre un cajoncito de recuerdos”, después mi cabeza se sostuvo sobre la ventana y cerré los ojos.

Llegamos al centro a las 20:24, el frío me despertó, mientras caminábamos, comenzaban a caer gotitas de lluvia y escuchamos las campanas de la iglesia, a lo lejos, la misa comenzó a las 20:30 creo. No encontrábamos la dichosa iglesia, con eso de que aquí todas las edificaciones parecen iglesias. Pero finalmente nos topamos con la que buscábamos.

El padre de la iglesia estaba dando un sermón sobre el amor y la unión y el matrimonio sagrado, su voz se escuchaba fuerte y claro en la iglesia, con algo de eco, había bastantes bocinas, grandes, de esas como rectángulos delgados, en las paredes perfectamente distribuidas; la iglesia en sí no era muy grande, pero tenía muy buenas pinturas, de hecho, justo detrás del padre el mural jugó un rato con mis ojos, pues era un mural que, entre otras cosas, ilustraba unas columnas, el detalle de volumen era tan bueno que me mantuvo ahí atento buen rato tratando de convencerme si realmente era una imagen plana o en realidad había columnas ahí.

La misa se desarrollo muy similar a las misas en México, bueno de lo que me acuerdo de las misas, no soy de ir a misa, pero por lo que recuerdo de niño, cuando iba al catecismo y esas cosas, aunque también yo era el típico niño que se dormía en misa, daba cabezazos por todos lados, hasta que finalmente encontraba una esquinita o un brazo cómodo en dónde apoyarme.

De todos los cantos y rezos que escuché ahí solo me medio supe el padre nuestro, de hecho me sentí raro ahí, no porque tuviera algo en contra de la fe católica o Dios, solo, que hacía tanto que no asistía de manera voluntaria a misa, que todo ese cuadro me resultó extraño, pensé: “soy una buena persona, pero si esto es verdad, es muy probable que me vaya al infierno”.

Salimos de misa a las 21:10, salimos mientras la gente cantaba como una especie de despedida, lo último que escuché fue un “Aaaa aaaleeeluuu uuu yaaa”; Toño me explicó después que teníamos que haber esperado a que se retirara el padre, pero como yo empecé a ver que la gente se iba pues, supuse que era como en las películas, cuando empieza la musiquita y salen los créditos de producción.

La lluvia ya estaba arreciando, caminamos rápido hacia la calle mayor, a los lados de ésta, hay negocios protegidos por techos enfrente, caminamos por ahí. Revisé en la tienda de los asiáticos si tenían un adaptador de corriente para poder cargar mis baterías, tenían uno, pero estaba medio chafa, ¡me urge solucionar el problema de las baterías!

En la Plaza de Cervantes, esperamos el autobús, tomé algunas fotos mientras esperábamos, con la poca carga que me quedaba. De vuelta en la residencia, Carlos me dijo que mi madre había llamado, le llamé enseguida, me contó que llevó al perrito nuevo al vet, que no va a crecer mucho, que es algo así como un chihuahueño cruzado con no saben que y que le quiere poner Harry porque mi mamá es fan de Harry Potter, o que tal vez Dexter. Le pregunté por mi perro viejo, dice que está mejor, que desde que el pequeño está en casa que se mueve más, que lo ve con ánimos, pero que el veterinario le advirtió que pronto comenzará a decaer hasta morir. No quisiera que mi perro se muera mientras yo no esté cerca y me da gusto que se esté acoplando con el nuevo.

Mi madre me llamó para felicitarme de una vez por mi cumpleaños, por si no tiene chance de hacerlo el mero día, me dijo que ya se me escuchaba raro el tono, “¿ya se te pegó tan rápido?”, me preguntó con una risita, me reí.

Me acomodé en la sala con Bea, Carlos y Toño, estaban viendo la tele, específicamente, una serie de comedia española llamada “7 vidas”, al parecer la serie ya lleva unos 7 años al aire, aún me resulta curioso que no se censure nada acá, dicen todo. Si está chistosilla la serie, al terminar nos pusimos a ver Ocean’s Eleven, doblada, claro está. Para cuando finalizó ya pasaba la media noche, me fui al cuarto, escribí un poco [un poco, je], me voy a lavar los dientes y a la meme, que mañana hay escuela.

Unknown 5:36 p.m.
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El hipermercado

Unknown 5:34 p.m.
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Día 11

Ahora sí me quedé de flojera en casa, no me bañe, no desayune, comí, me dormí otro rato. En fin, flojera total. Bueno en la tardecita me puse a hacer algo de tarea, algo más sobre los programas de control.

En la tarde, ya para caer la noche, me quite la pijama y me puse los pantalones del día anterior, mi única chamarra calientita, y nos dirigimos al hipermercado. “La Mercadona” nos recibió como siempre, con sus colores pastel pero serios, mis ojos aún no se acostumbran del todo.

¡Buenas noticias!, al fin pude descifrar el enigma de los carritos del mercado. Tienes que meterles una moneda en un deposito que tienen justo en medio de la agarradera, para poderlos liberar de una cadena, la moneda se queda ahí a tu vista mientras andas haciendo tus compras, cuando terminas, regresas el carrito al lugar donde lo tomaste, le pones la cadena y el mecanismo te regresa tu monedita, me gustó mucho esa idea, ojala en el futuro se pueda implementar allá en el rancho querido.

Los carritos también son defectuosos de las llantitas aquí, ó ¿será que soy malo para manejarlos?, el caso es que ni aquí ni allá puedo controlarlos. Necesitaba comprar agua, pan, queso para untar, atún, polvito para hacer limonada y leche. Justo eso compré, se me antojaban más chuchulucos, pero me aguanté mejor. Me he dado cuenta de que acá estoy haciendo varias cosas que en Tijuana no hago tan seguido, por ejemplo, estoy comiendo mucha harina, obvio, la carne, aproximadamente cada tercer día tomo soda, veo la televisión, llego temprano a la escuela, juego Play Station 2, me baño por las noches, escribo, tomó más fotografías, no como tanto cereal, ni tomo tanta leche [sabe rara, no mala, solo rara, además el envase me intimida], ando abriga y no tomo juguitos.

Fue un día escaso de fotos, porque la carga de mis baterías se agotó [y mi cargador ya se rindió], además de que no salí mucho. De todas maneras, le tome fotos a unos cuantos letreritos.

Cuando regresamos a la residencia me puse a seguir con la tarea, y después de un rato fue hora para el partido de fútbol importante del día [otra cosa que en Tijuana no hago, ver el fútbol], nos sentamos en la sala, con Carlos, estaban “echando” los Simpson, y en cuanto terminaron, comenzó el encuentro: “Barcelona vs. Zaragoza”.

Realmente fue un momento emotivo, los 90 minutos de juego, se fueron rápido, se me hizo muy diferente al fútbol de México, además pues me estaba entreteniendo con los comentarios de Toño y Carlos, mucho más conocedores del tema que yo. Y algo que se me hizo curioso y que me gustó, fue que Carlos le puso mute a la televisión y encendió la radio grabadora que está ahí en la sala, sintonizó una estación para escuchar ahí los comentarios del encuentro; y funcionó, los narradores de la radio narran con mucha pasión el partido, con mucha entrega.

El partido hasta tuvo un momento dramático, al parecer la afición del estadio empezó a gritarle cosas racistas a uno de los jugadores del “Barza” y éste amenazaba con irse del campo, se armó la trifulca y finalmente lo convencieron para que no se fuera. Pocos minutos después del incidente, el Barcelona abrió el marcador con un penal, y como dos minutos después hicieron otra anotación, con la contribución del jugador agredido, que les aseguró la victoria. Momentos intensos.

Terminamos de ver el partido, todos entusiasmados y nos pusimos a jugar Play Station 2, el juego de soccer, claro está. Estuvimos jugando como 1 hora y media. Jugué hasta que se me cansó el dedo pulgar de la mano izquierda, es el que uso para las flechitas y mover al jugador.

Pero aún no tenía sueño, así que en mi cuarto me puse a ver algunos videos musicales, algunas páginas de noticias de música, seguí con la tarea de control [sí, es bastante tarea], no me di cuenta de que estuve pegado a la laptop hasta las 6 de la mañana, no sentía sueño, pero ya dejé lo que estaba haciendo y me enviché, me puse las yamis y me acomodé en la camita.

Unknown 5:30 p.m.
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sábado, febrero 25, 2006
 

Un poco tarde...

He puesto mi canción de despedida y, de paso, unas 4 rolitas más para acompañar al player.

Los Traficantes - Cariñito De Mi Vida
Superputa - Nintendo

The Mars Volta - Drunkship Of Lanterns
Tool - Reflection
At The Gates - Nausea

Espero pronto poner algo de la radio española. Disfruten las rolitas del player mientras tanto.

Unknown 6:57 a.m.
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viernes, febrero 24, 2006
 

Allá y aquí...

...me encantan los letreritos

Unknown 7:01 p.m.
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Día 10

Mañana de flojerita, muy tarde abrí los ojazos [sarcasmo], 12:30 en el reloj despertador, que hoy ignoré por completo, pues hoy no fue día de escuela, así todo perdido me pegué al monitor, me puse a ver The Critic [para variar], me quedé así, medio dormido, medio despierto, desparramado en la silla, con mi pijama de spongebob, y la camiseta de manga larga gris me queda grande. De vez en cuando cruzando los brazos, de vez en cuando recitando los diálogos de la serie [me los sé casi todos, de corazón], a veces creo que soy el único en el mundo [al menos en Tijuana y aquí] que le gusta tanto esa serie, “ni tiene chiste” un amigo me dijo un día, pero bueno, a mí me gusta y ya.

Después de un rato [como 2 horas], me empezaron a tronar las tripas, me puse unos jeans que estaban por ahí, la camiseta negra de ayer [obvio, me quité la pijama], y así todo crusty me fui a desayunar, bueno a comer.

Si, definitivamente extraño el limón, no es como indispensable, pero la mayoría de los días como pez [no se porque no me gusta decir pescado] y le falta el limoncito bien rico. La salsa picante aún no es extrañada por mis papilas gustativas, de hecho la otra vez que fuimos al hipermercado, vi salsa tabasco, la agarré y la anduve paseando, pero finalmente pensé: “¿Para qué?” y ya, la regresé mejor, a parte estaba cara.

Después de comer, me puse a hacer algo de tarea [digo, ya de perdis, ¿No?], y ya me engrané haciendo un programa para control. Hasta que cayó la noche, ya eran como las 20:00 o algo así, estaba aún pegadote al monitor, ya había terminado mi programa, y nada más estaba de ocioso, en eso, se conectó Brenda, una amiguita reciente de Tijuana, y como que me dio ánimos de salir, yo estaba todo crusty y ella me puso a pensar, así que me metí a bañar y me aliste para salir, ¿A dónde?, pues lo primero que me vino a la cabeza, el cine, ya sabía que me esperaban puras películas completamente en castellano, pero bueno, el chiste era salir y, de paso, ver una movie.

Ya estaba por salir y le dije a Toño: “voy a ir al cine, ¿quieres ir?”, se puso de pie, se cubrió con una chamarra negra, y dijo: “vamos”. Antes, le pregunté a Carlos bien el camino y las rutas que debía de tomar para llegar al cine, que está dentro del centro comercial “La Dehesa”.

Tuvimos que tomar la línea 2 y después la 5. Llegamos, al dichoso centro comercial, es grande, pero no mucho, al estilo estadounidense, en cuanto a la distribución de las tiendas, pero los aparadores si son diferentes. En la taquilla, 2 precios, 5.50€, tarifa normal, 4.00€ reducida, las butacas están numeradas los miércoles, viernes, sábados y domingos creo, pero nos sentamos sin poner atención al lugar que nos correspondía [mexican pride].

Ah si, claro, la descripción del cine… bueno, pues resulta que Tijuana gana en este aspecto mis amigos, no me gustó la sala, muy pequeña, era la sala 1, y los asientos al estilo común y corriente, pantalla pequeña y no muy buena calidad de imagen, y claro, todas las películas en castellano [como ya había comentado antes]. Multicines La Dehesa, es el nombre, existe como una cadena de cines a nivel Europa, llamado Kinepolis, pero el más cercano está en Madrid, tengo entendido que en Madrid si encuentras las películas en lenguaje original y supongo que las instalaciones estarán mejores, espero averiguarlo pronto.

Los costos de las palomitas y sodas, más o menos parecidos, gasté 6.10€ en unas palomitas grandes y una soda, las palomitas tenían mucha sal, la pepsi es pepsi en todos lados.

Vimos Truman Capote, buen film, pero no me pareció algo extraordinario [igual podría ser el doblaje], es una buena historia, al principio me gustó la fotografía. Básicamente se trata de un libro de Truman Capote, sobre un asesinato en Kansas el 14 de noviembre de 1959, al parecer Capote con ese libro creó el género literario Novela Documental y se volvió muy famoso en USA; entonces la película envuelve el proceso de 4 años que le tomó escribir ese libro, se las puedo recomendar para rentar.

Salimos del cine como a eso de las 0:38 o algo así, el caso es que estuvimos esperando al bus un buen rato, aproveché para tomar fotos del centro comercial, al menos del estacionamiento y cosas que me encontraba por ahí. El autobús llegó faltando unos 5 minutos para la 1:00, subimos y esperamos esos 5 minutos para salir de aquel lugar.

Por las calles de Alcalá hay como letreros, que te indican la hora y la temperatura, el primero que encontramos mientras viajábamos en el autobús hacia el centro, decía 1:06, 0°, me emocioné, no recuerdo haber estado en algún lugar a esa temperatura.

Nos bajamos del bus cuando vimos ya como que más conocido, en el centro de Alcalá, y comenzamos a caminar en busca de la ruta 2. Resulta que acá, después de la media noche, los autobuses pasan 1 vez cada hora. Después de dar vueltas por varias calles, llegamos a una de las estaciones de la línea 2. 1:23 decía el reloj de la estación, el autobús saldría a las 2:00 de la Plaza de Cervantes, lo pensamos como 2 minutos y mejor decidimos caminar hasta la residencia.

Y nos fuimos, caminando, a la 1:25 de la madrugada, por las calles semivacías de Alcalá, con 3° grados en el aire [eso decía el último letrerito que vimos], y lo curioso del asunto fue que íbamos muy tranquilos por la calle [cosa que en Tijuana rara vez siento, tranquilidad caminando por la noche], nos equivocamos en un puente, seguimos básicamente toda la ruta del autobús, anduvimos a paso normal como 25 o 30 minutos y ya, llegamos a la residencia, del autobús, ni sus luces.

Me sentí muy bien, al menos ya se que cuando caiga la huelga de transportes solo tendré que aventarme media hora caminando para llegar al centro de Alcalá. Entré al cuarto y tenía hambre, así que tomé un trozo de pan que me quedaba por ahí, le unte quesito y me lo comí con mucho entusiasmo. Salude por el Messenger a amigos que apenas recibían la tarde allá en México, le escribí a mi madre, me lave los dientes, me puse mi pijama de bob, y a la camita [realmente es una camita, está chiquita].

Unknown 6:51 p.m.
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jueves, febrero 23, 2006
 

¡Ñeve!



Unknown 2:57 p.m.
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Día 9

Sonó la alarma, ni me di cuenta de la hora, como pude la apagué, sin levantarme, estaba muy a gusto, calientito, con los ojos cerrados aún. Después de dar unas cuantas vueltas en la cama, me levanté, me lavé la cara, me cambié, aún con algo de sueñito me dispuse a ir a desayunar. Abrí la puerta de la residencia y ¡voila!, le dije a Toño: “¡wacha esa madre!”, ¡Nieve!, ¡Nieve!, copitos de nieve caían delicadamente sobre los techos de la residencia, sobre la cancha de tenis, sobre los árboles, sobre todo, salí un poco y dejé que cayera sobre mi cara, abrí la boca volteando hacia arriba, me sentí como un niño, como aquella vez de muchísimo frío en Tijuana, cuando yo tenía unos 4 o 5 años, que granizo caía y que salí de casa con una tasita y también volteando al cielo para probar las bolitas de hielo que bajan rápidamente.

Cuando sentí frío en la cara, desperté y lo primero que vino a mi mente fue: “¡la cámara!”, me regresé corriendo al cuarto, no podía abrir, la llave temblaba en mi mano, finalmente se abrió la puerta y tomé la cámara. Salí y tomé algunas fotos, sin enfocar, porque seguía con mi cara hacia el cielo, caminando hacia el comedor, pues debía de desayunar rápido, ya me había atrasado un poco. Íbamos caminando muy felices, mirando como la nieve cubría todo, no era como una tormenta de nieve, todo era muy delicado, eran pequeñas hojuelitas, a veces me tapaban un ojo, pero no me las quitaba, dejaba que escurrieran, abrí las manos y deje que cayeran unas cuantas en ellas, pisaba cada que podía un montoncito de nieve acumulada al lado del camino.

Entramos al comedor, el mismo desayuno de días anteriores, aunque esta vez sin jugo de naranja y el napolitano de chocolate no tenía chispitas arriba, pero no nos importó, al menos a mí no, solo quería terminar para regresar afuera, no había mucho aire, así que no sufrí tanto de frío, los copos seguían cayendo.

Ya en la residencia me lavé los dientes, tomé mi mochila y me encaminé a la escuela. Las 8:00 en punto, tenía que apresurarme para no llegar demasiado tarde, comencé a caminar rápido [caminé 1 kilómetro en la nieve para llegar a la escuela], y de vez en cuando corría un poco, daba un salto, gritaba [no muy fuerte] y sonreía, me encantaba sentir la nieve en la cara, me detuve un momento y tome nieve con la mano del suelo, una bolita y la estrellé contra la copa de un árbol, y cayó más nieve de éste. Volteé a mi alrededor, todo estaba cubierto de nieve, un campo que está frente a la escuela, tapizadito de blanco, los techos de los edificios, los carros estacionado en la acera, mi chamarra, mi cabello, las personas que caminaban por la calle, fue grandioso.

Llegué a la escuela, con ganas de no llegar, pues sabía que unos minutos ahí y la calefacción del edificio se robaría la nieve de mi ropa. Una vez adentro, recordé que iba tarde, subí de 2 en 2 los escalones a paso veloz, me tocaba laboratorio de control. Cuando estuve en el pasillo donde está la entrada al laboratorio, vi a varios estudiantes esperando, afortunadamente el profesor aún no llegaba.

Me acerqué a la ventana que mira hacia la calle, la nieve seguía flotando en el aire, le pregunte a un compañero: “¿Aquí nieva seguido?”, me contesto: “No” y otro más que estaba ahí con unos audífonos, me dijo: “Es raro que nieve”. Uuff, mejor no me hubieran dicho, porque más feliz me sentí, me había tocado la suerte, pensé: “hoy será un buen día”.

Me senté frente a la ventana, tratando de contar copos antes de que cayeran, o de seguir algunos hasta que se estrellaran contra algo. Después de un rato volteé y ya no había nadie, ya se habían metido al laboratorio, obvio, eso sucede por traer audífonos con volumen alto, justo cuando me di cuenta de que habían entrado estaba escuchando la canción Lua de Bright Eyes, perfecta para el frillito.

Acababan de entrar, así que no hubo problema, me senté donde pude, el profesor es un tipo joven [para variar], como de 31 años, y comenzó a explicar en que iba a consistir el laboratorio, que herramientas íbamos a usar, etc. Comenzó a dar una introducción a Matlab [un programa que usamos para hacer análisis matemático y cosas por el estilo] y ahí me perdí, como ya he manejado eso, me puse a ver la ventana, me enlele con la nieve otra vez.

De vez en cuando mi mente regresaba a la clase, pero la mayor parte de ésta me la pase jugando con la nieve. Terminó la clase, dejó una tarea y salimos, ya se veía que la nieve comenzaba a debilitarse.

Siguiente clase Digitales II, seguida de la clase de Control. Me puse a hablar con un tío llamado Samuel, que me dijo que yo estaba loco por tomar esas 2 asignaturas, que eran las más difíciles de la carrera, y que él no conocía a alguien que hubiera pasado Digitales II en la primera convocatoria [acá tienes 4 oportunidades para pasar una materia y puedes pedir una 5ta si ya tienes más del 80% de los créditos de la carrera].

Acabando las clases nos fuimos al centro de Alcalá para pagar la renta, de paso quería cambiar algunos cheques que traía. Llegamos al banco, unas firmas por aquí, efectivo por acá y ya listo, dinero en cartera y renta pagada. Salimos y fuimos a buscar pases para el autobús, porque así nos sale más barato, los compramos en una tabaquería, 5.25€ por 10 viajes.

Nos quedaba tiempo y de pronto como que nos dieron ganas de tomar fotos. Y manos a la obra, nos pusimos a tomar fotos por todos lados, ahí en el centro, en la Plaza de Cervantes, fuimos a la rectoría de la Universidad, en fin, anduvimos por todos lados ahí cerca tome y tome fotos.

Regresamos para comer, extraño el limón. Después me puse un rato en la laptop a ver unas cosas de una tarea que tengo. En la noche me puse a jugar Play Station 2 con Carlos, en un juego que tienen de fútbol, es de Bea, creo, segunda vez que jugaba, la otra vez Bea me enseño a jugar y ahora que estuve contra Carlos la verdad si le di batalla, y como que no lo podía creer, estuvieron bastante parejos los juegos, unos gané yo, otros él.

Al final mi horario de escuela quedó bien, y no tendré que ir a clases ni los miércoles ni los viernes, eso está cool, pero si tengo que echarle ganas a las tareas y eso, pues si están pesadas, ahora me voy a desvelar viendo episodios de Married With Children, Seinfeld y Family Guy por Internet, tengo ganas de reírme más, al fin y al cabo mañana descansó de la escuela.

Unknown 2:51 p.m.
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miércoles, febrero 22, 2006
 

Cena?

Unknown 2:38 p.m.
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Día 8

Mucho sueño, no escuche el despertador, o tal vez lo apagué y no lo recuerdo. 7:20 AM, me vestí rápido y nos fuimos a desayunar. He notado algunas cosas curiosas acá, con respecto a México, por ejemplo, en varios lugares en los que esperaría encontrar relojes colgados, no los hay, como en donde comemos, en México, regularmente en los lugares donde la gente va a comer hay un relojito en la pared, casi siempre es redondo y con el marco negro, al menos ese es el reloj que viene a mi mente, y acá no he visto ni un restaurante o cafetería con reloj. Toño también ha notado que no hay pickups por estos lados, autos Ford, que estamos tan acostumbrados a ver en Tijuana aquí son raros, creo que he visto solo uno, en Toledo, como un escort 89 o algo así.

Los perros también me han resultado curiosos aquí, se ve a bastante gente, bueno al menos más que en Tijuana, con su perro por la calle, perros bonitos y finos aparentemente, bien cuidados y bien portados por lo que he visto. En la calle también de vez en cuando se ven las heces de los perritos en el pasto, he visto algunas cerca de la cancha de tenis frente a la residencia.

Llegamos a la escuela a las 8:08 AM, habíamos quedado de vernos con la profesora Marta Marrón, para que nos acomodara en algún laboratorio de Control, llegó bastante tarde, a las 8:22 AM, estaba abriendo el laboratorio, después de algunos cometarios, me dijo que me presentara el día de mañana a las 8:00 AM para que entrara al laboratorio que yo había pedido, es que de esta manera no tendré que ir a la escuela los miércoles. Toño optó por quedarse en el laboratorio de hoy, yo regresé a la residencia, tenía mucho sueño, entré al cuarto, prendí la laptop y puse capítulos de The Critic para dormirme viendo algo, me quité los tenis y me tendí sobre la cama, me arropé y me quedé profundamente dormido.

Desperté a como a la 1:30 PM, me maldije pues tenía la intención de ir al banco en el centro de Alcalá, pero ya no iba a alcanzar, cierran aquí a las 2:00 PM, pero la rica dormidita nadie me la quita. Ya iba siendo hora de comer.

Hoy descansa la señora que regularmente nos sirve de comer o cenar, la amamos en secreto, no es una de esas señoras querendonas o muy expresivas, pero despierta cierta ternura, me dan ganas de abrazarla, pero no me atrevo aún. Es blanca, con el cabello pintado de rojo, seria, con ojos grandes, llenita, mide como 1.68 metros, casi siempre se viste de negro, o con colores obscuros, tendrá unos 35 años, y lo que me agradó desde el principio fue que rápidamente se aprendió nuestros nombres, siempre que vamos a comer nos llama por nuestros nombres y nos dice: “¿Qué vas a querer hoy?”, con su acento tan suave.

El caso es que hoy ella no estaba, yo ya lo sabía, pues el domingo que le había preguntado que cuándo descansaba. Ahora estaba tras la barra una muchacha de unos 23 o 24 años, güerita, con ojos de color azul, cabello rubio, de buena figura, ella si es muy risueña, simpática, me dijo: “hay que acostumbrarse al frío”, porque vio que frotaba mi pecho y me soplaba en las manos. Le comenté a Toño: “ella se da a querer y eso es bueno, pero la señora no necesita hacerlo”.

De vuelta en el cuarto encendí la laptop y me quedé dormido nuevamente. Ya para cuando desperté era noche, teníamos que ir a comprar cosas al Hipermercado, “Mercadona” se llama aquí.

Fuimos y en el camino nos encontramos a Carlos, ya iba el de regreso a la residencia, es buena onda Carlos, algo reservado, pero he aprendido varias cosas de la cultura española platicando con él.

En el hipermercado compramos, pan, bastoncillos [q-tips], chocokrispies [no son como los de México], papel higiénico, leche [no la tienen en refrigerador, está así nada más en un pasillo], platos hondos, cucharas, crema [o algo así], café, azúcar, natilla y galletas. No usamos carrito, porque resulta que tienes que pagar 1.50€ por usarlo, están como enganchados y le tienes que meter eso para que se suelten, o al menos eso entendí, usamos de esas canastitas chiquitas, de plástico color verde. Compra del día 14.50€.

Ya por la noche, en la residencia, probé los chocokrispies, no rifan, no están malos, pero los mexicanos son mucho mejores, y la leche estaba como tibia y la prefiero más fría. Me puse a ver unas cosas e Internet, a ver unos videos y demás, unos capítulos de Seinfeld, y estaba buscando entre varios y me encontré con esto:



Seinfeld en español de acá, no lo podia creer, me dio risa, es solo como varios clips de Kramer, pero, escuchén las voces, no me imagine que fueran a traducir esa serie. Luego luego fui a preguntarle a Carlos si sabía algo al respecto y aparentemente lo pasan por TeleMadrid, el canal 6 de aquí, los lunes a las 21:30, estoy emocionado por ver un capítulo completamente en español, aunque obviamente muchos de los chistes se perderán, pero tengo mucha curiosidad.

Por último, me preparé un sándwich de queso para untar y me puse a repasar algo de control. Mañana tengo que ir a pagar la renta y tal vez me compre una bufanda para el frío de la cara.

Unknown 1:53 p.m.
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martes, febrero 21, 2006
 

Despiertáme a tiempo

Unknown 4:45 p.m.
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Día 7

Mis parpados pesaban, pero ya estaba despierto, con el índice derecho me quite las lagañitas, me puse de pie, y caminé hacia el baño, me lave la cara y me cambié. Fuimos a desayunar, lo mismo que el día anterior, napolitano de chocolate, yo tomé kola cao [es como chocomilk] caliente y un jugo de naranja, que los primeros días se me hacía como muy concentrado, pero que ya me he acostumbrado tanto a su textura como a su sabor. Me gusta comer mi napolitano con cuchillo y tenedor.

Me lavé los dientes y agarré mi mochila. “Caminito de la escuela...” sonó un momento en mi cabeza. El aire estaba frío, como suele estarlo por estos rumbos, habíamos quedado en estar temprano en la escuela para averiguar que sucedería con nuestros laboratorios. Llegamos y comenzamos a buscar a profesores, la primera fue la del laboratorio de Control, joven ella también, muy simpática, bromeó un poco con nosotros y nos presentó a otro estudiante Erasmus [o sea, de intercambio] que estaba haciendo su Maestría ahí. Nos dijo como funcionaba lo de los laboratorios y que trataría de acomodarnos en alguno.

Luego dimos sin querer con la biblioteca de la Escuela Politécnica, de buen tamaño, y con bastantes referencias bibliográficas, muy completa, con computadoras en buen estado, sillas cómodas y vistosas, una cosa más de este lugar que llena mis ojos con sus colores.

Después fui con el profesor de Digitales, para ver a que laboratorio podría asistir. Me indicó que solo quedaban disponibles 2, uno el martes y otro el jueves a de 17:00 a 19:00 los 2, elegí el del martes. Me dio una ficha, para que pusiera mis datos, una fotografía de mi cara y que debía entregársela al profesor que me impartiera el laboratorio. Aprovechó mi visita a su despacho para comentar acerca de mi grabadora de voz, al parecer no estaba muy complacido de que lo grabara, le expliqué que así me sentía más seguro con los apuntes, porque si reprobaba tendría que regresar el dinero que la escuela me otorgó para el viaje, pero que si le incomodaba dejaría de grabarlo. Me dijo: “yo preferiría que si, ¿eh?”, “muy bien” dije, agradecí su tiempo y me retiré cerrando cuidadosamente la puerta a mi salida.

Se suponía que tendría laboratorio de Tratamiento Digital de Imágenes, pero no apareció alguien, supuse que sería hasta la próxima semana. Estuvimos esperando unos minutos para ver si había algún cambio o algo interesante con respecto a eso. Luego fuimos a buscar a un profesor de Toño, subimos hasta el último piso, de la Escuela Politécnica y vimos que hay unas ventanotas, que se abren y sales como a una terraza tremenda, me dio un poco de vértigo, pero la vista me gusto mucho. Me gustan mucho las nubes de Alcalá, me gustan aunque la mayor parte del día no dejan que el sol caliente mi cara.

Mi próxima clase sería hasta las 12:00, y a penas eran las 10:27, pues decimos explorar un poco la ciudad, y fuimos en busca de un cine, que algunos días antes hablando con Bea, mientras me enseñaba fotografías de su viaje a Egipto, me enteré que todas las películas están dobladas al castellano y vi en un anuncio de la TV que el cine [no sé aún si sea el único] se llama Kinepolis.

Caminamos largo rato, el frío rápidamente empezó a hacer estragos en mi cara, cuando me reía o hablaba sentía mis cachetes, mandíbula y nariz, helados helados, “debí traer una bufanda” dije, y pensé “me hubiera hecho una bufanda, allá en Tijuana donde puedo conseguir más fácil herramientas para hacerla”.

Cruzamos por un puente por debajo del cual pasa el tren, al final nos dimos cuenta de que no era un puente pensado para que pasaran peatones, pues pronto nos vimos sin camino, y tuvimos que atravesarnos por donde van los autos.

Llegamos frente a lo que parecía un centro comercial, el letrero indicaba “La Dehesa”, pero estaba del otro lado de la carretera, y había un separador entre los carriles de ida y de venida, por lo que nos era imposible atravesar para llegar al otro. Al menos ya sabemos dónde está el cine.

Regresamos a la residencia, ya el frío no me afectaba tanto la cara. Aproveché para lavarme la cara con agua caliente y para que mi cuerpo retomara calor de la habitación, me comí 3 galletas marías y tome un poco de agua.

Llegué rápido a la escuela y compre un TWIX y una botellita de agua, en unas máquinas que hay cerca de mi salón. 1€ por el chocolate y 0.65€ por el agua. Entré a la clase de Digitales, el profesor al entrar, echó un vistazo disimulado a dónde estaba yo, tal vez esperaba ver nuevamente mi grabadora, pero esta vez la escondí bajo la mesa.

Terminó la clase después de 1 hora y 53 minutos, y un descanso intermedio de 8 minutos. Mis ojos se cerraban al final de la clase, me apoye varias veces en mi brazo izquierdo y cerré en más de una ocasión los ojos.

De vuelta a la residencia, caminé despacio, escuchando el CD de Clayman de In Flames, como que el frío de acá me hace sentir mejor la música de esa banda sueca. Me di tiempo para ver las copas de los árboles, no supe si era mi imaginación o qué, pero se me figuró que ya estaban floreciendo nuevamente, tal vez sea mi deseo por tener un poco más de Sol y calor.

En cuanto llegué fuimos a comer y después me dormí un rato, para respetar la tradición local de la siesta. Puse el despertador para las 4 de la tarde, pues mi laboratorio era a las 5, dormí así desparramado en la cama, sin cobijas ni quitarme los zapatos, estaba cansadísimo.

“Pipipip pipipip, pipipip pipipip” el despertador sonaba, abrí los ojos y alargue el brazo para apagarlo. Me levanté, me lavé los dientes y me puse a llenar la ficha que me había dado mi profesor de digitales para que llevara al laboratorio. Corte chueca mi fotografía, con unas tijeras que me prestó Carlos, y la pegué con tape a la ficha.

Listo para el laboratorio. Temprano, como acostumbro. Laboratorio L5 del edificio Oeste. 17:04, apareció un hombre joven de unos 33 años, abrió el laboratorio y entramos. Me senté en la estación de trabajo 2, el laboratorio no me sorprendió del todo, es parecido a los de UABC, a diferencia de que es un poco más grande y las computadoras tienen pantalla LCD.

Lo que me sorprendió fue la forma en la que vamos a trabajar, va a estar bastante pesado el semestre, tengo que hacer como proyecto final, un Radio Despertador y Reloj Radio-Controlado con Termómetro. Y vamos a usar un montón de herramientas con las que no estoy muy familiarizado que digamos, pero bueno, a ver que pasa, le voy a hechar ganas pero tampoco me voy a matar.

Cuando ya por fin regresé a la residencia, me puse a leer algunos correos, me dio gusto que amigos me escribieran, o al menos me respondieran, y mi madre cuenta que ya hay un nuevo perrito en casa, que debo de buscarle un nombre apropiado, como de una estrella o algo por el estilo, al parecer mi perro viejo sigue ahí, pobrecito, quisiera poder jugar con él. Me dijo también que están planeando en venir para acá ella y una tía y tal vez mis primos.

Estuve haciendo algunas investigaciones sobre lo de digitales y le envié un correo a mi tutor en Tijuana para que me aconsejara que hacer y eso. Ya de noche me puse con Carlos y Bea a ver una película que él había conseguido: “kiss kiss, bang bang”, completamente doblada al español y para colmo grabada del cine, pero me divertí mucho de todas maneras, es chistoso ver las traducciones al español de acá y Bea se ríe chistoso también, son muy amigables los dos, en su propia forma cada uno.

Y el final del día fue muy parecido a los anteriores, desvelado y bañado, con la variante hoy de que mi adaptador electrónico ya dejó de funcionar por completo, le empezó a salir humo, mientras estaba conectado a mi laptop, después deje que se enfriara y lo conecté a mi cargador de baterías, estaba trabajando bien, y de pronto como a los 10 minutos, escuche un tronido, el adaptador estaba muy caliente y al parecer se daño mi cargador de baterías, pues cuando lo probé con el adaptador de Toño ya no funcionaba. Ni modo, mañana será otro día…

Unknown 4:33 p.m.
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Día 6 [20 de Febrero 2006]

Primer día para mí de clases, me desperté más tarde de lo que tenía previsto, pero aún era buena hora, alcanzamos a ir a desayunar y de ahí a la escuela. La primera clase era Sistemas Electrónicos de Control Continuos, el aula es muy grande con unas mesas largas y con muchos asientos, uno tras otro, es decir, una mesota para toda una fila y varios asientos, son asientos de madera que se desdoblan hacia abajo para que uno se pueda sentar. Creo que ahí fácilmente caben 100 estudiantes, nos sentamos en la primera fila para poder escuchar bien, porque no hay como micrófono o algo que permita escuchar bien hasta atrás. Frente a nosotros una plataforma de 1 metro aproximadamente de altura, con un pequeño escritorio y un largísimo pizarrón verde, éste estaba montado en unos rieles verticales, y tras él, un segundo pizarrón. También había una gran pantalla para diapositivas.

A las 9:02 AM entró por una de las puertas del aula, una joven y guapa mujer, con bata de laboratorio, blanca. Era nuestra profesora, Elena López Guillén, Doctora en Electrónica. Comenzó su clase haciendo referencia a lo visto la vez anterior, me gusto su tono de voz y la fluidez de sus palabras, se veía muy segura de lo que decía, y rápidamente entró al tema correspondiente a la clase, comencé a grabar con mi grabadora de voz, la puse a un lado de mi cuaderno y me dispuse a escribir en él.

Era una clase de dos horas, y abarcamos muchísimo contenido, fue un repaso de lo que yo había visto en una materia hace algunos semestres, casi abarcó todo el curso en menos de 2 horas, tuvimos un pequeño descanso a los 50 minutos de haber empezado la clase, y salimos faltando 22 minutos para las 11:00 AM.

Salí contento de la clase, se veía que iba a estar ajetreada pero nada fuera del otro mundo, hablamos con la profesora para ver que sucedería con el laboratorio de la materia, porque ya habían pasado las inscripciones para laboratorios, nos informó que debíamos acudir con Marta Marrón, la encargada de los laboratorios de Control.

Fuimos a buscarla, pero no la encontramos. Aprovechamos para localizar algunos otros salones y laboratorios. También visitamos la pequeña librería que nos queda a la entrada llegando por el sur, tienen bastantes libros, aunque los precios son muy parecidos a los de México, Toño compró un bolígrafo y un portaminas, yo solo me quedé milando como chinito.

Después, sugerí echar un vistazo a la cafetería, quería ver cómo funciona por estos lugares la alimentación universitaria. Hay máquinas con muchos botones, ahí seleccionas lo que vas a comer, beber, etc., luego, aparece un ticket y lo llevas al mostrador y ya, esperas unos cuantos minutos, ya sea en la barra o en una mesa, y pronto te lo dan. Hay unos escalones que bajan, a un comedor un poco más moderno y elegante, pero estaba cerrado, sin movimiento, no supe si es porque a cierta hora lo abren o porque está en reparación o es exclusivo.

Tenía clase hasta las 13:00, así que decidí volver a casa para descansar un poco, pues no había dormido muy bien. Comí galletas y un plátano, cerré los ojos un rato y después le escribí rápido a mi madre.

Regresé 12 minutos antes de la clase a la escuela, mi propósito acá es llegar temprano a todas las clases, me senté en una banca un rato, y me puse a escuchar el CD de Lateralus, de Tool. Estuve sentado, leyendo una revista cultural que había recogido por ahí días anteriores, QUBO, está más o menos, bueno, en fin, algo para leer.

Se acerco la hora de entrada, me puse de pie y me miré hacia el salón A4 del edificio Sur, ahí sería mi clase, salieron varios alumnos de él, y poco antes de que terminaran de salir todos, entré yo, con mi cámara en mano y tome unas cuantas fotografías. Me senté nuevamente en primera fila.

A las 13:00 en punto entró un señor de unos 43 años, de lentes, cabello corto, y con una finta de profesor que nadie se la quita. Bastante serio, con buen volumen de voz, aunque a veces para hacer algunas aclaraciones o comentarios desviados del tema habla más quedito. Saqué mi grabadora de voz, la vio de reojo y continuo con la clase; de repente, se me cerraron los ojos, no porque su explicación fuera tediosa, sino porque en mi reloj biológico aún inadaptado eran pasaditas las 4 de la mañana, pero traté de mantenerme despierto, y pude aguantar los 56 minutos de clase sin bostezar.

Regresé a la residencia, fui a comer y después me puse a trabajar en el diario y a pasar las clases que había grabado a la laptop, no las escuché. Estuve entradísimo redactando, se me fue el tiempo, y decidí publicarlo en el blog. Para cuando terminé, ya era muy noche, me bañe y me dormí.


Unknown 1:45 p.m.
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lunes, febrero 20, 2006
 

Acompáñame.



Acompáñame
Esta noche fría, esta noche tranquila.
Acompáñame
A caminar por calles silenciosas, de pisos viejos, pero nuevos para mis pies.
Acompáñame
A ver esta luna parecida a la que conocemos, pero con un color diferente.
Acompáñame
Aquí, ahora, que el presente y este lugar es lo único que me importa.
Acompáñame
Y siente mi cara helada y el calor que desprenden mis ojos por vivir este sueño.
Acompáñame
Aunque estés a mil kilómetros de distancia, aunque estés dormida.
Acompáñame
En tus sueños.
Acompáñame
Con tus suspiros.
Acompáñame
Con tu mirada hacia el horizonte.
Acompáñame
Hoy y yo te acompañaré por el resto de tu vida.

Unknown 4:38 p.m.
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Día 5 [19 de Febrero 2006]

Abrí el ojo derecho y lentamente el izquierdo lo siguió, con la palma de mi mano, aclaré mi vista, un estirón largo y despertador, acompañado de un bostezazo, ñam ñam ñam. Prendí la laptop, “¡WOW! 3:30PM, ¡hora de España!”. Vaya que dormí bien, no había mucha luz en el cuarto, pues las cortinas están cerradas además de que las ventanas tienen una protección y para complementar el día estaba nublado.

Me metí a bañar, era necesario comprar un despertador, pues al siguiente día ya era buen tiempo para acudir a clases, ya había tenido tiempo suficiente para adaptarme a la vida aquí, con sus pequeños desayunos y grandes cenas.

También necesitaba comprar cinta adhesiva, pues mi cámara esta quebrada desde hace un buen tiempo y el deposito para las baterías se abre. Toño quería comprar más ganchos, tachuelitas y también terminó comprando una extensión eléctrica.

Entonces nos alistamos y nos fuimos al centro, ya obscurecía, el plan era regresar a tiempo para la cena. Caminamos un rato por las calles del centro, muchos de los comercios ya estaban cerrados, pero encontramos una tienda de asiáticos [todo mundo dice tienda de chinos, pero quería ser políticamente correcto], así que ahí compramos todo lo que necesitábamos.

Todavía había tiempo, entonces quisimos recorrer otras calles del centro, terminamos alejándonos un buen de donde conocíamos ya bien, anduvimos por muchos lados, tomé fotos por algunas calles y hubo algunas que salieron muy bien sin querer queriendo.

Después de dar quien sabe cuántas vueltas, regresamos a La Plaza de Cervantes para tomar el bus de regreso a la residencia. Como lo habíamos planeado, justo a tiempo para la cena.

La cena estuvo bien, fideos como primer plato y sardinas como segundo [si, el veggiebreak sigue por necesidad], aunque ambos platillos estaban un poco salados, así que tomé bastante agua y comí una buena ensalada y bastante pan. Al finalizar de comer me percate por primera vez que hay unos depósitos para el reciclaje de la comida, me dio gusto y rápidamente separé mis restos de comida y los coloqué en donde correspondían.

Una vez de nuevo en la residencia me dispuse a bañarme y alistar algunas cosas para el siguiente día, mi primer día de escuela en España, ¡yu ju! Después de bañarme volví a poner a “Lucía y el Sexo”, según yo para dormirme con algo, pero esta vez la historia me agarró y no me soltó hasta que se acabó la película como a eso de las 3 de la mañana. Apagué la laptop y por fin dormí.

Unknown 4:34 p.m.
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Toledo

Unknown 4:22 p.m.
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Día 4 [18 de Febrero 2006]

Milagrosamente estuvimos listos para ir a Toledo, con tiempo para desayunar, llegamos 6 minutos tarde, porque perdimos el autobús de la residencia al centro de Alcalá, pero aún no terminaban de ponerse de acuerdo los encargados así que no hubo problema, dejamos La Plaza de Cervantes a las 9:22 AM.

Del camino a Toledo no recuerdo mucho, pues en cuanto el autobús se puso en movimiento me dormí, estaba aún cansado de la noche anterior, encendí mis audífonos y escuche el CD de Beth Gibbons & Rustin Man titulado Out Of Season, una joya para tranquilizarme y dormir. Hicimos como una hora y media de camino.

Toledo es realmente espectacular, como salido de un cuento de la época medieval, con grandes iglesias, y casas curiosas, y callecitas empedradas. La ciudad de Toledo está en una colina, rodeada por un río, básicamente era como una fortaleza, los edificios a la entrada de la ciudad tienen grandes bardas y se nota que estaban preparados para recibir fuertes envestiduras de catapultas y demás.

Todo está muy bien conservado, la catedral es gigantesca, impresionante y magnífica, desde afuera te da la sensación de perfección, pero una vez que entras la mandíbula se te cae, porque por dentro es muchas veces más espectacular que por fuera, muchísimos detalles, finísimos, asombrosos, las pinturas, las esculturas, el techo, el suelo, las columnas, los asientos, TODO, absolutamente deslumbrante, lo malo es que no te dejan tomar fotos, pero no falta una por aquí y por allá que se escapé de la vista de los guardias.

Anduvimos caminando por muchos lugares, visitando museos varios museos, aunque algunos tuvimos que pasarlos por alto, pues no queríamos acabarnos nuestro poco dinero tan pronto. Me gustó el trip a Toledo, porque una vez que llegamos en el bus, nos dijeron: “vayan, recorran ustedes mismos, nos vemos aquí a las 6:00 PM menos cuarto.” Y rápido agarramos monte, como se dice en mi rancho, pasamos por muchos puestos, me quedé con ganas de comprarme una espadota, una como la del Cid Campeador, pero no, debo ser fuerte y esperar.

Recorrimos todo lo que pudimos de Toledo, hasta que las piernas no daban a más, comimos en un lugar de comida turca. Visitamos una tienda de videos, tenían buena selección de películas. Llovió un poco, pero fue ya hacia el final del día, y cuando terminó la lluvia un bonito arcoiris decoro el cielo, uniendo al viejo Toledo con el nuevo.

Conocimos a algunos otros estudiantes de Erasmus, de hecho a unas chicas de Mexicali, pero como que ni ellas ni nosotros estábamos muy interesados en convivir con gente de la misma región.

Hablamos con unas francesas, una de ellas venía desde las mismísimas Antillas francesas, también una austriaca y un argentino. No fue un encuentro tan amistoso como en la fiesta de la alemana, pero igual sirvió para pasar el rato mientras esperábamos para abordar al autobús que nos llevaría de regreso a Alcalá de Henares.

El viaje de regreso fue mojado, llovía esta vez con mayor intensidad, pero no quise distraerme con la lluvia, y volví a apoyarme contra la ventana del autobús y quedé dormido nuevamente, esta vez, escuchando CocoRosie y su CD “La Maison De Mon Reve”.

Llegamos a Alcalá, estaba más dormido que otra cosa, pero bajé del autobús, y caminé hacia la estación de los buses que pasan por la residencia donde me he hospedado.

Había correo en la residencia, por un momento me emocione, era un sobre con mi nombre, sellado, lo abrí cuidadosamente sin poner atención a quien era el remitente o algún otro tipo de información. Se trataba de la renta, 793.09€, por el trimestre, incluyendo las comidas de un mes. Bueno, de todas maneras fue un peso menos de encima pues ya estaba empezando a preocuparme como habría de pagar. Me tiré en la cama un momento, mientras llegaba el tiempo de la cena.

Cené bien, a gusto, despacio, disfrutando la tranquilidad y el aire nuevo. Me dormí sin bañarme, 11:38PM última hora que recuerdo de ese día.

Unknown 4:02 p.m.
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No es un mercado...
No es un supermercado...
Es un...

Unknown 3:56 p.m.
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¿Ya mero llegamos?

Unknown 3:49 p.m.
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Día 3 [17 de Febrero 2006]

Desperté a buena hora, justo para desayunar y después acudir a la oficina Sócrates, antes de que abrieran.

Ya nos íbamos, pero en ese momento llegó la señora que limpia la residencia, MariCarmen, nos presentamos, me dijo: “tu nombre no se me olvidará, pues así se llama mi marido”.

A las 10:00 menos 10, ahí estábamos ya, frente a la puerta de la oficina de Sócrates, esperando, platicando. A las 10:00 en punto entró una muchacha, pero decidimos esperar un poco más para dejar que se acomodara y terminar nuestra platica.

10:06, entramos a la oficina, Mamen, la chica que llegó puntual, nos matriculó en las distintas materias que solicitamos, hizo una fotocopia de nuestros pasaportes y nos dijo que ya todo estaba en orden que cuando gustásemos ya podríamos asistir a clases.

Estábamos por despedirnos cuando entró una chica polaca, llamada Mónica, muy simpática, pero un poco reservada a la vez, algo confundida porque al parecer no sabía tan buen español como pensaba, el caso es que también necesitaba acudir a rectoría para que le dieran su credencial de estudiante, nos ofrecimos a indicarle el camino ya que queríamos comprar algunas cosas, como el fusible que se había hecho pedazos, agua, cosas para comer, un despertador, etc. Además queríamos aprovechar la oportunidad para ver a Teresa.

Nos subimos a un bus, platicamos todo el camino con Mónica, quien hasta el momento no tenía donde quedarse y era una de sus principales preocupaciones, pero sabía que en rectoría le ayudarían.

La acompañamos hasta la oficina de Sócrates, pero para nuestra desgracia Teresa había salido y regresaría más tarde, esperamos un poco a Mónica pero al parecer iba a tardar un buen rato, así que decidimos irnos para buscar las cosas que debíamos comprar, nos despedimos y nos fuimos veloces sin saber con precisión a dónde.

Caminamos buen rato por las calles angostas y antiquísimas del centro de Alcalá, entre varias personas, con el aire frío en nuestros rostros [otra cosa que olvide traer: Bufanda], sin preguntar direcciones porque somos muy hombres.

Llegamos a una electrónica, ahí compré mi dichoso fusible, 0.10€, después fuimos a una papelería, compré un cuaderno y un portaminas [lapicero], Toño compró un sacapuntas para sus lápices de dibujo y me parece que otro portaminas. Fuimos a la comisaría de policía, y nos dijeron que no había necesidad de entregar algún documento o registrarnos de alguna forma, que con nuestra visa y sello era más que suficiente.

Después fuimos a comprar pan, atún, queso fresco para untar, plátanos y agua a una tienda que estaba por ahí cerca “Alimentación: Frutos Secos” mostraba el letrero en verde. Hora de regresar a la residencia, con bolsas en mano, anduvimos recorriendo el centro de Alcalá por un nuevo camino. Llegamos a la Plaza de Cervantes y en la estación del autobús nos encontramos con Mónica, ya estaba en busca de piso [habitación, departamento], al parecer había acudido a un lugar que le recomendaron en rectoría pero nadie contestó, así que iba de vuelta a las oficinas de Erasmus para que le consiguieran otro lugar.

De regreso a la residencia, revisé unos correos, nos confirmaron ese día que iríamos el sábado a Toledo, me puse a escribir un diario, pero pronto me cansé y mejor me puse a ver una película española de Toño, llamada: “Lucía y el Sexo”, una buena historia, entretenida, pero me quedé dormido, estaba cansado de caminar.

Desperté como a las 6 de la tarde o algo así, me bañe y nos preparamos para ir al mercado a comprar algunas cosas, como cerveza para llevar a la fiesta de Katerina, la alemana que habíamos conocido el día anterior.

Fuimos al hipermercado MERCADONA, me dio risa que no es supermercado, sino “hipermercado” o sea, más elevado todavía, nos fuimos caminando, como 15 minutos de caminata, de noche, pero aquí las calles se sienten tan seguras, que lo único que me preocupaba era el horrible frío que hacía.

Los hipermercados son muy parecidos a los supermercados de USA, los colores y el orden de las cosas, aunque aquí hay muchísima carne y pues los vinos y demás son muy comunes, están ahí al alcance de todos.

Compramos lo que teníamos que comprar y aprovechamos para ver que cosas podíamos encontrar ahí en caso de necesitarlas.

En la residencia guardamos la cerveza en el refrigerador, junto al queso crema, esperamos un rato a que fuera hora apropiada para ir, mientras me hice una torta de atún con queso crema.

Cuando ya fueron las 11 de la noche decidimos echar un vistazo por las demás residencias pues no nos acordábamos bien de en cual sería, yo decía que era la A-13.10 o A-10.13, finalmente dimos con la que era, A-14.10. Ya que la ubicamos, regresamos por las cervezas y ahora sí listos para la fiesta.

Al llegar a la puerta estábamos algo nerviosos, pues sabíamos que éramos los más nuevos ahí y estaríamos rodeados de gente que ya se conocía desde hace unos meses atrás. Pero los nervios no nos detuvieron, entramos, Katerina nos reconoció, lo que fue un gran alivio y ya nos dio un poco más de confianza, aunque casi no hablamos con ella.

Encontramos a Carlos ahí, hablé un poco con él acerca de la alemana entre otras cosas. Después hubo un periodo donde Toño y yo estuvimos al margen de la gente, solo observando, pero eso terminó por desesperarme y fui y me presenté con unos tipos que estaban ahí platicando, me senté en un sofá al lado de ellos y platique poco.

De pronto, se sentaron en el sofá donde yo estaba 2 chicas y otra más jaló una silla frente a ellas y comenzaron a hablar, hablaban muy rápido y no entendía nada de lo que decían, hasta que escuche a alguien hablarles en inglés, entonces, me animé a unirme a su conversación, y de ahí me agarré, bla bla bla, toda la noche con las 3 chicas, eran polacas, no entendían español, así que me las ingenié con el inglés.

Fue una conversación muy amena, sobre todo con una de tez blanca y cabello negro, lacio, llamada Dominika, estudia Psicología y Economía en Polonia, una chica muuy interesante y muy dulce, romántica y con un buen sentido del humor, despejó algunas dudas que tenía sobre la cultura y vida de su país, al parecer no es cierto que los polacos comen pepinillos en lugar de palomitas en el cine; las otras eran Kasha, estudiante de medicina en Valladolid, y Marie, estudiante de Economía en Polonia.

El tiempo realmente voló, me la pasé muy bien, cuando menos acordé, ya eran las 4:00 menos 15, hora de irse. Ya para esta hora había conocido a un tipo guatemalteco llamado Jonathan, a otro polaco buena onda llamado Lucas, a un par de alemanas que no recuerdo bien su nombre, a un español amigo de Carlos, creo que le dicen “perico”, a un amigo de este que dibuja y quiere hacer comics, pero con ellos hablaba cuando las polacas se salían a fumar o iban al baño, fue una gran noche.

Regresé a la residencia, poco después de despedir a las polacas, Toño ya tenía algunas horas que había regresado, estaba dibujando en un vaso que compró para sus lápices. Me metí a bañar y me dormí. Debía despertarme temprano, pues a las 9:00 de la mañana teníamos que estar en La Plaza de Cervantes para el viaje a Toledo.

Unknown 3:20 p.m.
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Día 2 [16 de Febrero 2006]

Desperté bastante tarde, en cuanto pude me despejé las lagañitas y me metí a bañar, agua calientita, pero la enfríe para despertar bien. Ya había pasado la hora de desayuno en el comedor, así que comí frituras que había comprado en el aeropuerto de Atlanta, tomé un poco de agua Ciel que traía desde Tijuana, me cambié y me lave los dientes, listo para ir al centro de Alcalá a conocer.

Salimos de la residencia a eso de las 11:40 de la mañana, o, como se acostumbra decir por estos rumbos, las 12:00 menos 20, esperamos un momento el autobús, en la estación equivocada, finalmente nos dimos cuenta de nuestro error y fuimos al frente del hospital, a los pocos minutos ya estábamos arriba de un bus de la línea 2, con dirección a la Plaza de Cervantes en el centro de Alcalá de Henares.

El pase nos costó 1.05€ por cada uno, los autobuses son limpios y grandes, con ventanas panorámicas de pocas divisiones, calefacción, fácil acceso para personas discapacitadas y de la tercera edad. Las paradas se piden presionando alguno de los botones que están colocados en las agarraderas propias del autobús; éste solo se detiene en las estaciones designadas, sus horarios son prácticamente fijos.

Rápidamente llegamos al centro de Alcalá, aproximadamente unos 12 minutos de camino, en el transcurso de este pequeño viaje aproveche para tomar algunas fotografías, grabar algunas voces que platicaban fluidamente en el bus y para escuchar la radio española en mis audífonos.

La Plaza de Cervantes es bonita, con muchos árboles alrededor, también por el momento deshojado, pero igual es bonita. Caminamos unos pocos metros y nos encontramos en la rectoría de la Universidad de Alcalá de Henares. Otro edificio impresionante, con una fachada magnífica, es una edificación que transmite historia por cada pasillo, en cada rincón, en cada puerta, el jardín central me dejó pasmado unos segundos, avanzamos un poco más, dimos un giro a la izquierda y llegamos a un portón, tras el cual se encuentra la oficina de atención a alumnos Erasmus [plan de intercambio al que pertenecemos], entramos y nos recibió una chica de unos 22 años con una cara hermosa y pura, un pequeño y coqueto piercing en el labio y unos ojos muy expresivos, su nombre: Teresa.

Bromeó un poco con nosotros, que poníamos más atención a sus movimientos y al sonido de sus palabras que a estas mismas, estábamos totalmente cautivados por ella. Se portó muy amable con nosotros, nos indicó a que hora debíamos de regresar de 4 a 6 con fotografías para nuestras credenciales, nos recomendó un lugar para tomarnos las dichosas fotografías y de paso un lugar dónde comer.

Más sumergidos en nuestras fantasías que en el mundo real en ese momento, nos dirigimos hacia el estudio fotográfico que Teresa nos había recomendado, 3€ por 8 fotografías de buena calidad. Salimos y nos encaminamos a buscar un lugar barato para comer.

Al fin llegamos a un tipo bar con mesas bien al fondo, había unas máquinas como de casino a la entrada y una fuerte nube de humo, pues había varios señores comiendo ahí en la barra, caminamos hacia las mesas, donde el humo ya no llegaba, esperamos titubeantes indicaciones del mesero y por fin nos sentamos en una mesa junto al televisor. El mesero nos recitó el menú del día, dos platillos, bebida y postre por 7€, ¡vale!

Comí hasta más no poder, el pudín de chocolate que pedí lo dejé a la mitad, sentía que iba a reventar, no estoy acostumbrado a comer tanto. En fin, pagamos la cuenta y como pude me puse de pie y comenzamos a caminar nuevamente rumbo a rectoría, notamos que la mayoría de los comercios estaban cerrados, recordé entonces aquel comentario de un profesor en Tijuana que mencionó lo de la siesta, me dio risa imaginarme a la gente dormidita a medio día.

Llegamos muy puntuales de vuelta a la oficina de Erasmus, de hecho 10 minutos antes, esperamos pacientes mientras le comentaba a Toño algunas de las cosas de las que me enteraba por estar escuchando la radio, al parecer una huelga de transporte público se avecinaba, a partir del lunes 27 de febrero, todos los buses de la ciudad dejarían de trabajar por 13 días, pensé: “me voy a pasar mi cumpleaños encerrado”.

Pasados unos 6 minutos después de las 4 de la tarde nos recibió nuevamente Teresa, abrigadita: “¿no te hace el frío?” me preguntó sorprendida por mi pobre sweater, yo contesté: “pues, si tengo frío, pero olvide empacar más ropa caliente”. Comentamos un poco del clima de Alcalá y de Tijuana, también de la comida, comentó que ella no come carne y le pedí me recomendará algunos lugares para comer comida sin carne, ya que hasta el momento había tenido que dejar a un lado el vegetarianismo por necesidad.

Le otorgamos nuestras fotografías y ella nos dio unas credenciales provisionales, las otras nos llegarían en un mes, dijo. También nos regaló un mapa detallado del centro de Alcalá, algunos folletos informativos y un calendario de actividades Erasmus, que incluía algunas excursiones, festivales, eventos y tal.

Salimos contentos de ahí con la esperanza de volver a ver a Teresa algún día nuevamente. Tomamos el bus hacia la residencia, al llegar dejamos algunas cosas y nos ahora nos dirigimos a las oficinas de Sócrates, el lugar donde se suponía nos matricularían para quedar inscritos ya bien en la Universidad y así poder tomar clases y que todo estuviera en orden. Llegamos después de perdernos un poco, sin embargo, las oficinas ya estaban cerradas, deberíamos de regresar al siguiente día por la mañana.

De vuelta a la residencia. Abrimos la puerta principal y una muchacha rubia nos recibió con un “hola” calido y alegre, y cierto acento, Katerina era su nombre, una chica alemana que había ido a la residencia a invitar a Carlos a su despedida, ya había concluido su plazo de estudios ahí, platicamos algunos minutos con ella y terminó invitándonos a nosotros también. Me dio mucho gusto ya tener planes para el viernes por la noche.

Lo siguiente fue dormir, el horario aún no era familiar para mis ojos, y me exigían reposo, dormí bien, hasta cerca de la hora de la cena.

Papelito verde, caminata, comedor, charolita, mantelito, pan, cubiertos, soda, pastelito, 2 platillos, ensalada, mesa, agua, televisión, comer despacio, como suelo comer yo.

De vuelta a la residencia, me conecté un momento, los saludos llovieron, básicamente la misma historia: “Todo está de maravilla, el trip ya valió la pena, y a penas va comenzando”. Me dio mucho gusto saludar a mis amigos. Le escribí a mi madre y le mandé algunas fotografías.

Me bañe a eso de las 2:30 de la mañana, se siente bien dormir limpio, aunque prefiero bañarme por las mañanas, pero como no podía dormir, pensé en aprovechar el tiempo. Pijama de Bob Esponja, camiseta de manga larga gris, no muy tapado, porque hay buena calefacción en la residencia.

Unknown 2:44 p.m.
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Esperando Volar

Unknown 2:38 p.m.
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Día 1 [14 y 15 de Febrero 2006]

No dormí mucho, de hecho solo una hora, me levanté temprano; 4:50 de la mañana, ya me estaba lavando los dientes, mi perro apenas asomó su cabeza por la entrada de su casa, lo acariciéy le dije despacito al oído: “no te mueras, por favor”.

Tomé mis maletotas, dos maletas llenitas de ropa, bueno no tanto, pero entre zapatos, chamarras voluptuosas y adaptadores electrónicos se hacía una cosototota, además, soy malísimo para empacar; subí al auto y nos dirigimos a comprar unas baterías para la cámara y a dejar unas películas, después a San Diego, al aeropuerto, mi vuelo salía a las 9 de la mañana pero me recomendaron que estuviera ahí unas 3 horas antes, y así fue, estuve sentado esperando.

Toño aún no aparecía aunque a la entrada al registrarme me informaron que ya se había registrado, después supe que había ido a comer a uno de los restaurantes de ahí. Me despedí de mi madre, le dije: “no llores, porque entonces yo voy a llorar”. Entré al aeropuerto, caminé bastante antes de llegar a la compuerta donde abordaría mi vuelo.

Me puse a ver the critic en mi brand new laptop, con valentina, la osita rosita que Janeth me regaló (o me prestó, no estoy seguro) para que me acompañara en mi trip. La verdad me gustó el aeropuerto de San Diego, a pesar de que me detuvieron a la entrada, porque mi maletín estaba muy sospechoso.

Cuando por fin llegó el tiempo de partir sentí el golpe de adrenalina “me voy, me voy!” una sonrisota se acomodó instantáneamente en mi cara. Mi asiento no era el de la ventana, pero se veía bien de todas maneras, además me quedaba una buena vista de la TV.

Nos pusieron la película de Yours, Mine and Ours, nos dieron unos snacks para niblear. Volamos y volamos como 4 horas. Al fin llegamos a Atlanta, Georgia; desde el cielo se veían los árboles como de color violeta, muy bonitos, las casas alineadas perfectamente, a lo lejos la ciudad con edificios enormes y brillantes.

El aeropuerto de Atlanta me resultó aún más interesante que el de San Diego, se notaba que es un aeropuerto muy importante, lleno de extranjeros, por aquí y por allá, tiendas fashion, un puesto de inmigración donde te tienes que registrar antes de salir del país si no eres residente de USA. Te toman tus huellas, una fotografía y la chica que atiende te dice que eres guapo.

Me puse a instalar algunas cosas en la laptop mientras esperaba a que llegara la hora de abordar el avión, tomé algunas fotos por aquí y por allá del aeropuerto. Finalmente abordamos, era un avión más grande que el anterior con tres filas de asientos de dos columnas cada una, tenía otro tipo de monitores, los asientos eran un poco más cómodos y sobre ellos había una almohadita y una cobijita para dormir, nos regalaron audífonos raros y esta vez pusieron la película de Corpse Bride. Había dos opciones para comida, pollo y ravioles de espinacas, como postre, un pastelito chocolatoso.

MIL horas de vuelo, me dormí, desperté, me volví a dormir y me volví a despertar. Pero al fin, alcanzamos al amanecer en Madrid, una perfecta línea de sol iluminó la pequeña ventanita del avión, varias nubes y en segundos ya estábamos aterrizando.

El aeropuerto de Madrid es grande, pero no es tan colorido como me lo imaginaba. Pasamos por inmigración, donde nos sellaron el pasaporte y después pasamos a la sala donde recibes el equipaje, estuvimos un buen rato esperando, pero todo llegó en orden.

Salimos del aeropuerto, que tiene menos seguridad que el aeropuerto de Tijuana, esperaba que me revisaran el equipaje y que hicieran todo un show, pero no, todo tranquilo y normal, eran las 8:45 de la mañana.

Buscamos un taxi, un señor nos indicó dónde tomarlos y mientras nos dirigíamos hacia allá, vimos el anuncio para guardar equipaje, fuimos a preguntar sobre tarifas y eso para cuando nos fuéramos a recorrer algunos otros países de Europa.

Regresamos a la estación de taxis, tomamos uno, se bajó un señor de unos 52 años a ayudarnos con las maletas, su nombre es Pepe y es taxista desde hace 24 años. Rápidamente, empecé a sacarle platica al señor acerca de la vida en Madrid, del fútbol, de la comida, de los lugares para salir, etc. Nos llevó hasta Alcalá de Henares por 35€, nos dejó justo frente a la residencia universitaria dónde nos hospedaríamos.

Caminamos con maletas en mano unos cuantos metros y llegamos a la recepción. Pagamos el depósito, nos enteramos de algunas cosas importantes con respecto a nuestra estancia ahí. Poco después ya estábamos instalándonos en nuestra residencia A-11.3.

Entras por medio de una tarjeta, como en los hoteles, lo primero que ves es un pequeño corredor, de lado derecho unas escaleras y otra puerta que lleva a la habitación donde me quedé, con su propio baño. En la residencia viven otros 2 estudiantes españoles, los cuales conocimos ese mismo día, Carlos y Bea [Beatriz], la sala y cocina de la residencia son compartidas y están completamente equipadas.

Saqué mi laptop y me conecté un momento aprovechando la conexión inalámbrica con las que cuentan las residencias. Llamé a mi madre para avisar que ya había llegado bien.

Conecté mi adaptador eléctrico a la toma de corriente, y después le cambié la potencia y explotó, se fue la luz del cuarto, fue muy impresionante, se escuchó un tronido fuerte y una chispa salió del aparato, el break de la habitación se había disparado, desconecté el adaptador y reestablecí el break, cuando regresé a revisar el adaptador, me di cuenta de que el fusible se había hecho pedacitos.

Salimos de la residencia y nos encaminamos hacía la escuela politécnica, ya para entonces Carlos me había dado indicaciones de cómo llegar y a dónde acudir para solicitar información sobre mis materias. El cielo de la ciudad estaba nublado y el aire soplaba, frío en mi cara, no llevé mucha ropa caliente. Conforme caminábamos, me llenaban los ojos los colores de la ciudad universitaria, de cierta manera son colores muy serios, pero contrastan bien, los árboles deshojados por el invierno decoran perfectamente la banqueta, caminos rojos, me encantan las lámparas alineadas una tras otra hasta perderse en el horizonte.

Al llegar a la Escuela Politécnica nos impresionó el estado en el que se encuentra la institución, pulcra, con puertas que se abren automáticamente, todo en orden pero sin dejar a un lado la sensación de libertad juvenil que un recinto de tal magnitud debe tener. Entramos por el lado Oeste de la escuela, frente a nosotros una pequeña librería, a la izquierda la cafetería, a la derecha el pasillo que te lleva a las aulas y demás.

Nos encaminamos hacia el interior sin saber precisamente a dónde dirigirnos, se me ocurrió buscar la dirección de la escuela, esperando que ahí nos dieran información sobre nuestras materias y horarios. En una de las entradas de la Escuela Politécnica encontramos un mapa detallado del lugar, esta Escuela se divide en 4 edificios, que forman un círculo entre si, dichos edificios son: Norte, Este, Sur y Oeste. En el segundo nivel, en el edificio Oeste se encuentran las oficinas de dirección y de relaciones internacionales. Al parecer los directivos tenían una junta de consejo, por lo cual nos fue necesario regresar más tarde a la escuela para ver que sucedería con nuestro caso.

Aprovechamos este tiempo para dormir, el viaje había hecho estragos con nuestros cuerpos y mentes, a pesar de que dormimos algunas horas en el avión, estábamos exhaustos.

A las 3 horas aproximadamente despertamos y nos dirigimos nuevamente a la escuela, se hace más o menos 10 minutos caminando desde la residencia hasta la Escuela Politécnica, hay que pasar primero por el hospital universitario.

Nuevamente nos encontramos en el edifico Oeste en el segundo nivel, donde nos atendió el profesor Antonio Guerrero, encargado de las relaciones internacionales de la Escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá. Nos mencionó algunos aspectos importantes sobre cómo se imparten las materias ahí y cosas por el estilo. Nos sugirió también que acudiésemos a la rectoría de la Universidad, localizada en el centro de Alcalá para que ahí se dieran por enterados de nuestra llegada y nos dieran credenciales de estudiantes extranjeros de la institución.

También nos otorgó un mapa de la ciudad y nos indicó la línea de autobús que debíamos tomar para llegar al centro de Alcalá, le pregunté por la comisaría de policía, la cual marcó con una tacha roja en el mapa que nos otorgó, al igual que la famosa Plaza de Cervantes y la Estación de Ferrocarril. Agradecimos su atención y amabilidad y nos retiramos a la residencia nuevamente, la noche ya estaba cayendo sobre nuestros hombros y el hambre comenzaba a sentirse en nuestros estómagos.

De vuelta en la residencia acomodé algunas más de mis cosas, me gustó que hubiera algunos ganchos en el ropero, donde coloqué mis chamarras y sweaters; también había una cajonera, en la cual metí mis camisas, camisetas, briefs, boxers, calcetines y pantalones. Las toallas las puse en el espacio arriba del ropero que podría usarse también como maletero, dejé un espacio al lado de las toallas para acomodar la ropa sucia, porque había olvidado traer conmigo un saco para ese fin. Me conecté otro momento más y descargué las fotografías al momento tomadas por mi cámara inmortal.

Poco después, acudimos a la lavandería, para recibir las sabanas y mantas y que nos describieran el servicio de lavandería, 3 lavados gratis al mes, 3 cambios de sabanas al mes también.

Llegó la hora de la cena, nos dirigimos al comedor de las residencias, ahí nos explicaron primero cómo es el proceso para recibir la comida: “tomas tu charolita, le pones el mantelito, después los cubiertos, el pan, servilleta, pasas por tu bebida, que puede ser un refresco o tal vez agua, postre, que puede ser un pastelito, flan, alguna natilla o fruta, en fin lo que os apetezca, luego esta la selección del primero y el segundo plato, para cada uno tienes 2 opciones; por último me entregas la tarjetita verde que te hemos dado anteriormente, registro la comida de hoy y listo, si gustas, puedes pasar por una ensalada, la que te sirves a tu propio gusto, ahí hay aderezos y demás, sal, pimienta, etc.

Cenamos bastante rico, aunque llegamos un poco tarde y la comida no estaba del todo caliente, estaba más bien tibia, pero fue bueno comer bien después de tanto tiempo y de las comidas de avión.

Dormir fue toda una odisea, el cambio de horario si es bastante drástico, 9 horas de diferencia son difíciles de ajustar en el reloj biológico. Finalmente cerré los ojos a eso de las 4 de la mañana de Alcalá. No soñé, ya estaba dentro de uno.

Unknown 1:17 p.m.
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He empezado un diario.

Primero no estaba muy seguro de publicarlo, pero ¿Qué más da?...

Unknown 1:14 p.m.
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Acompáñame.



Acompáñame
Esta noche fría, esta noche tranquila.
Acompáñame
A caminar por calles silenciosas, de pisos viejos, pero nuevos para mis pies.
Acompáñame
A ver esta luna parecida a la que conocemos, pero con un color diferente.
Acompáñame
Aquí, ahora, que el presente y este lugar es lo único que me importa.
Acompáñame
Y siente mi cara helada y el calor que desprenden mis ojos por vivir este sueño.
Acompáñame
Aunque estés a mil kilómetros de distancia, aunque estés dormida.
Acompáñame
En tus sueños.
Acompáñame
Con tus suspiros.
Acompáñame
Con tu mirada hacia el horizonte.
Acompáñame
Hoy y yo te acompañaré por el resto de tu vida.

Unknown 2:38 a.m.
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El Funeral De Los Caracoles



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