lunes, febrero 27, 2006
Día 13
Tempranito a la escuela, después de desayunar, claro. Un bonito día me saludaba, de hecho, el más calientito desde que estoy aquí. Caminé despacio hacia la escuela, aún había tiempo. Hace un año no hubiera imaginado estar aquí, justo hoy, con una chamarra azul, caminando despacio y sonriente por banquetas decoradas con árboles a los lados, no imaginé que estaría del otro lado de un océano que no había visto, que despertaría para desayunar un napolitano de chocolate, con leche caliente con cacao y jugo de naranja. Me dio gusto, me sentí con ganas de brincar.
Clase de control, tranquilo, ahí pero allá también. Saliendo de clase me regresé a la casa, a descansar un rato, en el camino me encontré a Carlos, me felicitó, al parecer Toño les había contado, a él y a Bea, estuvo cool eso.
Después del pequeño descanso, de vuelta a la escuela, clase de Digitales, en esa sí, de plano estaba en otro mundo, lo bueno es que la grabé a escondidas. Luego, una pequeña merienda, otra tortita de queso, una pequeña siesta y después al centro de Alcalá.
Si está la huelga, pero aún así lo autobuses siguen pasando, con la variante de que tardan muchísimo más que de costumbre, esperamos. El plan era comer en un restaurante llamado “Burrito”, según de comida mexicana, lo vimos en un anuncio en el cine. No sabía bien dónde estaba, pero sabía que era por la calle mayor, la calle mayor es la calle que esta frente a la Plaza de Cervantes, en esta calle no pasan autos, está empedrada y a los lados están los comercios.
Recorrimos toda la calle, de principio [bueno, casi el principio] a fin y no encontramos el restaurante, entonces empezamos a buscar en las calles transversales a la calle mayor, buscamos sin suerte. Ya casi regresando a la Plaza de Cervantes entramos como a un callejón y encontramos un lugar llamado “El Gringo Viejo”, decía que era restaurante mexicano, en el techo tenía unos sarapes colgados, eran como las 16:30, y estaba algo vacío, al igual que toda la calle [de 14:00 a 17:00 es el tiempo de la siesta], yo quería encontrar al mentado “burrito” regresamos a la calle mayor, ahora si desde el principio, le comenté a Toño, si no lo encontramos esta vez, tal vez tengamos que renunciar a nuestra hombría y preguntar direcciones.
Afortunadamente no fue necesario renunciar a nuestra hombría, a unos cuantos pasos después de caminar por la calle mayor, cargado al lado derecho, apareció un letrerito, tenía la caricatura de la cabeza de un burro con un parche en el ojo izquierdo y decía “burrito, restaurante mexicano”.
La entrada es como un callejón, y ya se ve al finalizar el callejoncito el restaurante bar. Entramos y nos sentamos en una mesa, la mesera se acercó y nos preguntó: “¿que vais a querer?”, nos quedamos como: “¿Y el menú?”, veníamos a comer, contesté, la mesera entonces dijo: “La cocina está cerrada”, en mi mente un edificio se derrumbo “bbbbrrrruuummm”, y también se escuchó el sonido que generalmente finaliza algunas canciones típicas mexicanas: “ta taran tan tan”. Volverían a abrir la cocina hasta las 20:00, pero ya sería demasiado tarde, además teníamos una cita con una lasaña en la residencia. Nos levantamos, con un sentimiento entre decepción y pena, y nos fuimos.
Yo aún quería comer comida mexicana, o algo parecido, así que finalmente decidí que regresáramos al “Gringo Viejo”. Le pregunté al de la barra que si estaba abierta la cocina, me contestó que la abrirían en 10 minutos más, no quería quedarme ahí sin hacer nada, así que nos fuimos a dar una vuelta mientras y aproveche para comprar unas baterías para la cámara.
Pasaditas las 17:00, estábamos de vuelta en “El Gringo Viejo”, entramos al lugar y es como una mezcla bien rara, entre “comida mexicana” y “comida gringa”. Pedí unos tacos de vegetales, pensé que sería algo parecido al burrito vegetariano del Armando’s que está por la Palm, y Toño pidió enchiladas. Lamentablemente no hay comida mexicana como la hecha en México, no rifó, ni los tacos ni las enchiladas, los tacos estaban llenos de verduras que no son de las típicas mexicanas, no tenía chile, tenía queso [eso fue bueno], pero no tenía frijoles o arroz o algo que dijera: “Ah, México”; las enchiladas estaban hechas con tortillas de harina, y se despedazaban bien de volada. Pedimos una orden de guacamole, con totopos, estaba bueno el guacamole, pero le faltaba chilito, y los totopos no eran muy buenos que digamos, estaban regulares, sin un sabor distintivo.
Bueno, pero estuvimos hablando cool, como quiera me estoy acoplando con Toño, es un buen amigo, el primero en felicitarme este día. Nos gusta reírnos de la manera en la que hablan algunos españoles, y de los chistes de polo polo.
Terminamos de comer y revisamos la agenda cultural, ¡a los habitantes de Alcalá de Henares se les ocurrió hacerme un carnaval!, y hoy tocaba un desfile de disfraces, que terminaría con un concurso de disfraces en la Plaza de Cervantes.
El desfile estuvo guay [cool acá], mucha gente, sobretodo gente mayor, disfrazados de payasos, de los cazafantasmas, de damas y caballeros de la época medieval, de motociclistas, de personajes de matrix, de bucaneros, entre muchos más. La música que traía al desfile era responsabilidad de una pequeña, pero sonora, banda musical, que entre sus marchas logré distinguir una canción de Celia Cruz, la que dice: “… que la vida es un carnaval y las penas se van cantando ♪”.
Cuando todo el tumulto de gente arribó al centro de la Plaza de Cervantes, en el escenario empezó a sonar música de esa que está mezclada con samba y sonidos africanos [“te te teterete” como de esas], la gente se congregó frente al escenario y muchos bailaban [no con mucha gracia, pero estaban sonriendo y para mí eso es lo importante de un baile], los niñitos se unían a la celebración.
Puntualmente a las 19:30, apareció un tipo en el escenario, con chamarra amarilla, lentes de aumento y micrófono en mano, dio la bienvenida a los que estábamos ahí y empezó a llamar a los concursantes disfrazados en las distintas categorías: individual, pareja y grupo, había un panel de 3 jurados y la gente aplaudía y gritaba de vez en cuando.
El presentador, como cualquier presentador de ese tipo de eventos, decía uno que otro chiste, la mayoría malos, le pedía al público aplaudiera con fuerza a los participantes, les sugería a los disfrazados en el escenario que saludaran al público y a los jueces y les indicaba por dónde bajar.
Me dio gusto ver a la gente española convivir ahí sonrientes, se cayó por completo la imagen del español frío y distante, estuvo cool. Aprovechando el carnaval me compré unas semillas de calabaza, no están tostaditas como en México, pero están buenas y me las dieron en un como cartón enrollado como cono, 100 gramos, 1.50€.
En cuanto terminaron de desfilar los disfrazados, nos encaminamos a la estación de autobús, justo antes de cruzar la calle, escuchamos “Tijuana”, eran las chicas de Mexicali que habíamos conocido en Toledo, esta vez como que ambos lados estábamos interesados en entablar una conversación mayor a 1 minuto y estuvimos un ratillo intercambiando información, de paso nos invitaron para que el jueves fuéramos al Gabana, un bar donde se reunen bastantes estudiantes, en su mayoría Erasmus. Así que ya tenemos planes para el jueves por la noche gracias a Marlene y Berenice de Mexicali. [hasta hoy supimos sus nombres y ellas los nuestros, segunda vez que alguien me dice: “Tu nombre no se me va a olvidar”, it feels good].
Se marcharon, tenían que comprar mandado, nosotros esperamos el autobús, ya era hora de cenar. Me dormí en el bus un ratito, cuando llegamos pensé en que mañana debo lavar mis chones, como en casa, yendo a la lavandería [lo que son las cosas, llevo más de 9 meses sin lavar mi ropa en mi país]. Cenamos y quedé llenísimo a reventar, en la residencia me puse a ver la tele con Carlos y Bea, pasan como 3 horas de C.S.I. a Bea le gusta mucho y lee el nuevo libro de Harry Potter en los anuncios.
Mientras veíamos la tele me puse a revisar mi correo y me dio mucho gusto que mis amigos se acordaran de mi cumple, uno de los correos que rifó fue el de Brenda, me mandó un regalo muy bonito, casi chillo, pero me aguanté porque soy muy hombre.
Les presumo mi regalo:
[ mouse sobre la imagen por favor ;) ]
Aún estoy esperando alguno que otro correo, gracias a todos los que se acordaron de mí y a todos los que se acordarán después.
Ya es noche, debo dormir, para despertarme temprano e ir a lavar mis choninos. ¡Sale Bye!
Unknown 4:01 p.m.
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