lunes, febrero 20, 2006
Día 3 [17 de Febrero 2006]
Desperté a buena hora, justo para desayunar y después acudir a la oficina Sócrates, antes de que abrieran.
Ya nos íbamos, pero en ese momento llegó la señora que limpia la residencia, MariCarmen, nos presentamos, me dijo: “tu nombre no se me olvidará, pues así se llama mi marido”.
A las 10:00 menos 10, ahí estábamos ya, frente a la puerta de la oficina de Sócrates, esperando, platicando. A las 10:00 en punto entró una muchacha, pero decidimos esperar un poco más para dejar que se acomodara y terminar nuestra platica.
10:06, entramos a la oficina, Mamen, la chica que llegó puntual, nos matriculó en las distintas materias que solicitamos, hizo una fotocopia de nuestros pasaportes y nos dijo que ya todo estaba en orden que cuando gustásemos ya podríamos asistir a clases.
Estábamos por despedirnos cuando entró una chica polaca, llamada Mónica, muy simpática, pero un poco reservada a la vez, algo confundida porque al parecer no sabía tan buen español como pensaba, el caso es que también necesitaba acudir a rectoría para que le dieran su credencial de estudiante, nos ofrecimos a indicarle el camino ya que queríamos comprar algunas cosas, como el fusible que se había hecho pedazos, agua, cosas para comer, un despertador, etc. Además queríamos aprovechar la oportunidad para ver a Teresa.
Nos subimos a un bus, platicamos todo el camino con Mónica, quien hasta el momento no tenía donde quedarse y era una de sus principales preocupaciones, pero sabía que en rectoría le ayudarían.
La acompañamos hasta la oficina de Sócrates, pero para nuestra desgracia Teresa había salido y regresaría más tarde, esperamos un poco a Mónica pero al parecer iba a tardar un buen rato, así que decidimos irnos para buscar las cosas que debíamos comprar, nos despedimos y nos fuimos veloces sin saber con precisión a dónde.
Caminamos buen rato por las calles angostas y antiquísimas del centro de Alcalá, entre varias personas, con el aire frío en nuestros rostros [otra cosa que olvide traer: Bufanda], sin preguntar direcciones porque somos muy hombres.
Llegamos a una electrónica, ahí compré mi dichoso fusible, 0.10€, después fuimos a una papelería, compré un cuaderno y un portaminas [lapicero], Toño compró un sacapuntas para sus lápices de dibujo y me parece que otro portaminas. Fuimos a la comisaría de policía, y nos dijeron que no había necesidad de entregar algún documento o registrarnos de alguna forma, que con nuestra visa y sello era más que suficiente.
Después fuimos a comprar pan, atún, queso fresco para untar, plátanos y agua a una tienda que estaba por ahí cerca “Alimentación: Frutos Secos” mostraba el letrero en verde. Hora de regresar a la residencia, con bolsas en mano, anduvimos recorriendo el centro de Alcalá por un nuevo camino. Llegamos a la Plaza de Cervantes y en la estación del autobús nos encontramos con Mónica, ya estaba en busca de piso [habitación, departamento], al parecer había acudido a un lugar que le recomendaron en rectoría pero nadie contestó, así que iba de vuelta a las oficinas de Erasmus para que le consiguieran otro lugar.
De regreso a la residencia, revisé unos correos, nos confirmaron ese día que iríamos el sábado a Toledo, me puse a escribir un diario, pero pronto me cansé y mejor me puse a ver una película española de Toño, llamada: “Lucía y el Sexo”, una buena historia, entretenida, pero me quedé dormido, estaba cansado de caminar.
Desperté como a las 6 de la tarde o algo así, me bañe y nos preparamos para ir al mercado a comprar algunas cosas, como cerveza para llevar a la fiesta de Katerina, la alemana que habíamos conocido el día anterior.
Fuimos al hipermercado MERCADONA, me dio risa que no es supermercado, sino “hipermercado” o sea, más elevado todavía, nos fuimos caminando, como 15 minutos de caminata, de noche, pero aquí las calles se sienten tan seguras, que lo único que me preocupaba era el horrible frío que hacía.
Los hipermercados son muy parecidos a los supermercados de USA, los colores y el orden de las cosas, aunque aquí hay muchísima carne y pues los vinos y demás son muy comunes, están ahí al alcance de todos.
Compramos lo que teníamos que comprar y aprovechamos para ver que cosas podíamos encontrar ahí en caso de necesitarlas.
En la residencia guardamos la cerveza en el refrigerador, junto al queso crema, esperamos un rato a que fuera hora apropiada para ir, mientras me hice una torta de atún con queso crema.
Cuando ya fueron las 11 de la noche decidimos echar un vistazo por las demás residencias pues no nos acordábamos bien de en cual sería, yo decía que era la A-13.10 o A-10.13, finalmente dimos con la que era, A-14.10. Ya que la ubicamos, regresamos por las cervezas y ahora sí listos para la fiesta.
Al llegar a la puerta estábamos algo nerviosos, pues sabíamos que éramos los más nuevos ahí y estaríamos rodeados de gente que ya se conocía desde hace unos meses atrás. Pero los nervios no nos detuvieron, entramos, Katerina nos reconoció, lo que fue un gran alivio y ya nos dio un poco más de confianza, aunque casi no hablamos con ella.
Encontramos a Carlos ahí, hablé un poco con él acerca de la alemana entre otras cosas. Después hubo un periodo donde Toño y yo estuvimos al margen de la gente, solo observando, pero eso terminó por desesperarme y fui y me presenté con unos tipos que estaban ahí platicando, me senté en un sofá al lado de ellos y platique poco.
De pronto, se sentaron en el sofá donde yo estaba 2 chicas y otra más jaló una silla frente a ellas y comenzaron a hablar, hablaban muy rápido y no entendía nada de lo que decían, hasta que escuche a alguien hablarles en inglés, entonces, me animé a unirme a su conversación, y de ahí me agarré, bla bla bla, toda la noche con las 3 chicas, eran polacas, no entendían español, así que me las ingenié con el inglés.
Fue una conversación muy amena, sobre todo con una de tez blanca y cabello negro, lacio, llamada Dominika, estudia Psicología y Economía en Polonia, una chica muuy interesante y muy dulce, romántica y con un buen sentido del humor, despejó algunas dudas que tenía sobre la cultura y vida de su país, al parecer no es cierto que los polacos comen pepinillos en lugar de palomitas en el cine; las otras eran Kasha, estudiante de medicina en Valladolid, y Marie, estudiante de Economía en Polonia.
El tiempo realmente voló, me la pasé muy bien, cuando menos acordé, ya eran las 4:00 menos 15, hora de irse. Ya para esta hora había conocido a un tipo guatemalteco llamado Jonathan, a otro polaco buena onda llamado Lucas, a un par de alemanas que no recuerdo bien su nombre, a un español amigo de Carlos, creo que le dicen “perico”, a un amigo de este que dibuja y quiere hacer comics, pero con ellos hablaba cuando las polacas se salían a fumar o iban al baño, fue una gran noche.
Regresé a la residencia, poco después de despedir a las polacas, Toño ya tenía algunas horas que había regresado, estaba dibujando en un vaso que compró para sus lápices. Me metí a bañar y me dormí. Debía despertarme temprano, pues a las 9:00 de la mañana teníamos que estar en La Plaza de Cervantes para el viaje a Toledo.
Unknown 3:20 p.m.
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