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lunes, mayo 08, 2006
 

Día 75 [30 de abril 2006]

Después de un profundo sueño, desperté a las 3:30AM, con mucho frío, pinchi banca helada como la chingada [como todo mundo sabe, la chingada es muy fría], desperté temblando, bueno, tampoco fue como que me fuera a dar hipotermia, he pasado fríos peores, como cuando nos robaron las cobijas en casa con mi grabadora que tenía un cassette de la banda machos, buju ju ju, tenía 6 años iba en segundo de primaria y los primeros niños con los que me acoplé escuchaban banda, so… fui niño banda.

Pensándolo bien, esa no ha sido de las veces que más he pasado frío, pero lo recordé justo ahora. Ok, back to the story… tons, me desperté con mucho frío, Toño estaba leyendo el Quijote, ya va en la segunda parte, mi plan es leerlo cuando regresé a Tijuas, mi madre lo tiene porque chente Fox es bien generoso y se los regaló el año pasado a los teachers, de hecho por eso lo tiene Toño también, su madre es profesora de primaria como la mía.

Estaba quejándome y temblando, tampoco estaba muy chillón, solo el típico “¡pinche frío!” de vez en cuando. Le dije a Toño que nos fuéramos a buscar un lugar con techo o paredes o algo porque ya era bueno, todavía tenía sueño y la estación de autobús la abrían hasta las 6:00. Terminó de leer hasta no sé donde y emprendimos la caminata nuevamente.

En realidad no avanzamos gran cosa, llegamos hasta unas escaleras que seguían siendo parte de la plaza/parque/mirador y nos recargamos en la pared que estaba al lado de éstas, al interior de la plaza. Aquí una buena recomendación para cuando les toque dormir en la calle, tomen nota por favor: Buscar paredes de ladrillo, que les protejan del viento, además se llevarán la grata sorpresa de que la física sirve para algo, pues, estas paredes retienen calor, entré más pegados se encuentren ustedes de la tierra más calientito sentirán, la pared libera su calor por la noche, porque como todos sabemos, el calor fluye de los cuerpos más calientes a los más fríos. [Cuando alguien tiene las manos frías y te toca, no te está pasando el frío, tú le estás pasando calor] {aunque si nos ponemos de mamones, todo es relativo}.

Bien, pues resulto perfecto el lugarcito, de volada me acomodé [a.k.a. me desparramé en el suelo, pegado a la pared claro] y me volví a dormir. Toño no durmió, como había bastante gente aún transitando las calles a esas horas de la madrugada, mi compa se paniqueaba, se puso a dibujar y me tomó una pic mientras estaba jetón. [esa si es genuina, no como la rockstar que me tomé en la banca]

jetón y babeante



[ups, creo que la rockstarie]

Dormí bien, hasta las 5:30 y algo, ya le había ratiado bastante calor a las piedritas. Estuvo cool mi despertar, porque fue la primera vez que recuerdo abrir los ojos y ver directamente a Júpiter, claro que al principio pensé que era Venus, pero pues ya viéndolo mejor me di cuenta de que no tenía boobs, ok, ok, lo investigué por Internet, el caso es que vi un planeta cuando me desperté, y estuvo cool, fue una buena manera de empezar el día.

Estuvimos un rato ahí, mientras Toño finalizaba algunos detalles de su dibujo y yo seguía contemplando el cielo de la madrugada.

Ya como faltando unos 16 minutos para las 6:00 nos dirigimos a la estación de autobuses. Al llegar nos encontramos con varias personas, con maletas, tiradas en el suelo en el interior de la estación, no supimos con exactitud si estuvieron ahí toda la noche o si acababan de llegar. Cuando regresamos en la noche a la estación estaba cerrada, entonces si ellos se quedaron, estuvieron encerrados por la noche, pero de seguro pasaron menos frío que yo, sin embargo, yo vi a Júpiter, lero lero.

Las puertas de la estación estaban abiertas, eran como las 6:06, pero las taquillas para los pases de autobús abrirían entre 6:30 y 7:00, para matar el tiempo hice algo muy típico mexicano, dormir, aunque es incómodo no tener un cactus y un sombrerote, no es lo mismo ser lazy mexican sin los accesorios que el estereotipo amerita.


Que Flueva




Para cuando volví a abrir los ojotes Toño estaba haciendo fila frente a la taquilla. A las 7:05 estábamos esperando a que llegaré el autobús con destino a Córdoba, según esto a las 7:30 estaríamos en camino.

Llego el bus y a dormir nuevamente, ya más a gusto. Arribamos en Córdoba a las 9:36, el día estaba empezando a calentar, pero aún estaba frío. Anduvimos un rato y nos topamos con un parque, yo le decía a Toño que tomáramos una banca para cada quien y nos jetearamos otro rato [sí, me la he pasado hablando de dormir, pero es que la verdad si estábamos muy cansados de tanto andar y de dormir en lo duro y frío]. Pero, este compa no quería, como que le daba pena, yo ya había perdido todo sentido de vergüenza en ese aspecto, si tienes sueño te duermes, fuck everything else. [bueno, no todo, recordemos que mi confianza y soltura se debe a que estoy en un lugar más seguro que mi rancho… so, it’s cool to be a hobo as long as you’re a hobo in Europe].

Comenzamos a explorar Córdoba, adentrándonos hacia el centro de la ciudad, era domingo por la mañana, así que no había mucho movimiento por las calles, algunos comercios apenas abrían puertas, se limpiaban aceras y se exponían los artículos a la venta.

Vimos un mapa de la ciudad en una esquina, estilo letrero de Disney, buscamos el botoncito “You Are Here” y nos ubicamos, después decidimos visitar la Mezquita Mayor. Íbamos caminando hacia ella cuando nos topamos con un negocio que vendía repostería, o sea, desayuno, compramos pan y ese fue nuestro gran desayuno.

Llegamos a una plaza donde había una cruz roja, no, no un hospital de emergencias, literalmente una cruz roja, hecha a base de rosas. Estuvimos ahí un rato, pues parecía que habría un evento, pero después de esperar un rato nos enfadamos y nos fuimos, seguramente el evento sería por la tarde.

Cruz Cruz Cruz




Continuamos con nuestra búsqueda de la Mezquita Mayor, y nos topamos con que habíamos visitado Córdoba en plena feria del libro, había varios puestos en una plaza que ofrecían varios títulos de todos los tipos de literatura, además, al empezar el recorrido entre los puestos, había una caseta que pasaba videos interesantes, tipo documentales, pero raros, con diálogos e imágenes extrañas.

Realmente estaba cansado como para fijarme en todos y cada uno de los detalles de una ciudad como Córdoba, que es bonita, pero en realidad no me llamó mucho la atención, es bastante pelona, es decir, no tiene tantos árboles, tiene un río que no está en muy buenas condiciones, hay un puente viejísimo que está en reparación y varias personas por la calle con caballetes pintando paisajes.

Después de visitar la Mezquita Mayor fuimos a una especie de mirador donde hay un monumento alto, estábamos en camino, cuando se nos atravesaron nuevamente unas gitanas, agitando sus romeritos, ignoré a la que estaba justo frente a mí y seguí de largo, usando de pretexto mis audífonos, pero me decía: “oye, oye, sshh sshh” y cuando estaba por entrar al lugar del monumento volteé y me dijo: “toma, un regalo” alargando el romero que tenía en la mano derecha, le dije con una sonrisa: “no gracias” y me apresuré al interior del mirador. Toño si se quedó platicando con una gitana, después me alcanzó en el recinto.

No supe en realidad de que se trataba el monumento, pero nos pusimos a descansar ahí. Ya para entonces me había encuerado y cambiado, andaba medio crusty e incómodo por mi propio tufillo, me acosté sobre la banca extensa banca de piedra que rodea al lugarcillo ese.

Luego de unos 8 minutos de jeteasón, apareció un señor, rubio, con prominente barriga, camisa blanca con sudor, una cadenita de oro en el cuello y con pobre dentadura, estaba rojo de la cara, aparentemente por el calor, me preguntó: “perdona, ¿Hablas español?” y yo: [“a little”] “sí, claro”…
- es que me da mucha vergüenza – me dijo, llevándose la mano derecha a la frente, moviendo un poco el cabello que caía un poco húmedo – es que me a tocado pedir socorro a puros turistas de otros países que no hablan español. Lo que sucede es que se me ha quedado el coche sin gasolina, hay me da mucha vergüenza… y traigo a las niñas conmigo, y estoy sin un cinco, ya le hablé a la madre y hemos discutido, pero es que me da mucha vergüenza, podrían ayudarme para ir a comprar gasolina, hay una gasolinera aquí a unos 100 metros, eso me han dicho, mi coche es ese BMW negro de allá, es que tengo mucha vergüenza, pero les puedo dejar mi móvil o alguna identificación, tengo un restaurante en el pueblo de al lado, es un negocio familiar, se llama la Casa de Pepe, si van a estar algunos días aquí pueden ir a comer o lo que les apetezca, es que me da mucha vergüenza.
- No se preocupe señor – lo interrumpí, mientras me ponía de pie. Recordé que no traía feria. – ¿Traes feria? – le pregunté a Toño, que negó con la cabeza. – Bueno señor, lo que sucede es que no traigo dinero, pero ¿sabe de algún cajero automático por aquí? – le pregunté viéndolo a la cara, podía notar claramente su nerviosismo.
- Sí, he visto uno allá arriba, pero es que no me acepta la tarjeta, que vergüenza Dios mío – cada que decía “vergüenza” lo decía con una risa de nerviosismo y como que no sabía donde acomodar las manos.
- Vamos pues – le dije, tomando mi mochila y caminando hacia donde me había señalado.
Toño nos seguía.

Mientras caminaba, veía la cara del señor y los alrededores, asegurándome de no ver algo sospechoso, Toño iba a unos 2 metros de nosotros, pero si se viera desde lejos parecería que iba por su cuenta.

Cuando llegamos frente al cajero, saqué mi poderosa del Bank Of America, tecleé mi número y aparecieron las opciones, mínimo 20€. La máquina me dio 2 billetes de 10€, le dí uno al señor y el otro me lo eché en la bolsa izquierda de atrás del pantalón.
- ¿Con esto le alcanza? – le pregunté, mientras le alargaba el billete.
- Sobra, muchas gracias, me da mucha vergüenza, ¿quieres mi móvil o algún carné? – me decía aún nerviosillo, con el sudor corriendo por su frente.
- No, así está bien.

Nos preguntó nuestros nombres y nos dijo el suyo: Román. Nuevamente nos hizo la invitación a que pasáramos a su restaurante cuando quisiéramos, que estaba muy agradecido y todo eso. Me había platicado de los problemillas con su esposa, que él le decía que cuando ella usara el auto que lo llenara nuevamente. También me contó que el negocio era de su padre, pero que entre los dos lo manejaban, y que vivían ahí. Y lo que la palabra que dijo como MIL veces fue “vergüenza”, yo le decía que no se preocupara, que no había problema. Se fue rápidamente, pero sin verse como que escapaba, se veía que tenía pendiente y preocupación [y vergüenza].

Avanzamos hacia el puente viejo en reparación, para decidir un nuevo punto para turistear, ya era casi medio día, y el Sol estaba sobre nosotros, cocinándonos y haciendo que los tufillos se incrementaran. Tons, nos fuimos a un parque, que un mapa de la ciudad señalaba como ubicado al cruzar uno de los puentes que se elevan sobre el río que atraviesa la ciudad.

El parque, como la mayoría de la ciudad, estaba carente de grandes y frondosos árboles, solo unas cuantas palmas/palmeras [no sé bien cuál es cuál], pastito y unos jueguitos para niños en la tierra. Me acosté sobre la hierba, busqué que mi cara quedase cubierta por la sombra de alguna de las palmas. Estaba a gusto, el aire corría tranquilamente y era fresco.


Pelon Pelonete






Estuve bien como 10 minutos, porque empecé a sentir que unos bichitos empezaban a recorrer mis brazos, abrí los ojos y ahí andaba una arañita pequeñita, que al principio había confundido con el lunarcito que tengo en el brazo derecho, la aventé lejos con la punta de mi dedo índice izquierdo. Luego sentí otra cosa por el cuello, y me volví a sacudir, después en el otro brazo “oh que la…” y ya me estaba empezando a desesperar, saque mi chamarra roja y la puse en el pasto para acostarme sobre ella. La sombra de la palmera ya se había alejado de mi cara, me puse un mapa que traíamos sobre la cara y me volví a dormir un momento.

Así pasé buen rato, dormitando y peleando con los insectos que se querían aprovechar de mi hot body [sí, estaba haciendo calorcito]. Luego de batallar tanto, huí a una banca de madera, donde a pesar de la sombra nula, me jeteé otro rato. Fueron como 20 minutos a lo mucho lo que estuve ahí.

Desperté y unas personas se acercaban hacia donde estaba Toño dormido, parecían venir de una misa, traían a una niña de unos 10 años con un vestido blanco, como el que les ponen comúnmente en las comuniones y ese tipo de cosas, entre las personas había un hombre, de traje beige, con corbata negra y una cámara profesional. Le indicaba a la niña dónde se colocara para fotografiarla. A los pocos minutos despertó Toño y nos fuimos del parquecito ese.

La verdad es que ya no sentíamos muchas ganas de estar en Córdoba, estábamos cansados, apestosos y con hambre. Caminamos un poco más por la ciudad buscando algo más que ver, así como que deslumbrante, pero no tuvimos suerte. Así que mejor ya nos dirigimos a buscar algo de comer para irnos a la estación de autobuses después.

En el camino, entre las calles, un señor de unos 57 años, me vio y movió su brazo hacia el frente cautelosamente, apuntando con su índice, como cuando se quiere hacer una pregunta, dijo algo pero no lo escuché bien, pues traía los audífonos. Me quité uno de éstos y le pedí con un gesto que repitiera la pregunta.
- Do you speak english? – preguntó, inclinando un poco su cabeza hacia delante, puede ver su sombrero de pescador y puse atención a la enorme mochila que llevaba en hombros.
- Sure – respondí.

Él sostenía un mapa en su mano izquierda y con la mano derecha se niveló las gafas de grueso marco que le resbalaban por el tabique de la nariz. Venía con su esposa, una señora alta, más o menos de la misma edad, con lentes también, más robusta que él, que era delgado y estaba un poco encorvado. Estaban buscando un hotel, y me comentó que en la oficina de turismo no le habían ayudado mucho, que solo le dieron el mapa y ya, le expliqué que era mi primera vez en la ciudad, pero le señalé la dirección hacia la que había visto algunos hoteles, además con el mapa le señalé algunos lugares en los que vi bastante movimiento comercial turístico, por lo que supuse que cerca habría algunos lugares para dormir. Le pedí disculpas por no ser de más ayuda y lo encaminé un poco hacia una calle que bajaba, pues por ahí había visto algunos letreros de hoteles. Los dos viejitos se fueron cuidadosos caminando bajo el brillante y caliente Sol con sus mochilotas.

No encontrábamos algún sitio que nos convenciese para comer, así que a final de cuentas le dije a Toño que ya mejor nos fuéramos para la estación, que ahí compraría algún pan o chucherías para comer en el camino y que ya en Madrid o Alcalá comeríamos bien. Vimos a un perro feliz bañándose.


Huele A Perro Mojado





Teníamos ya el boleto para el regreso a Madrid, pero lo habíamos comprado para las 19:30, y a penas serían las 15:00, así que en la estación pedimos el cambio a un viaje que saldría a las 16:00. Mientras esperábamos a la salida del autobús fuimos a comer a la cafetería de la estación, comí filete de ternera y calamares, estuvo bien, aunque un poco caro. Aproveché también para ir al baño y lavarme la cara, me sentía todo chamalgoso [ni sé si existe esa palabra, pero como a algo así me suena]

Ya, regreso a Madrid, jetonsísimo todo el camino, solo me despertaba a ratos y veía una mala película de vaqueros estelarizada por Kevin Costner, titulada Open Range [no supe como se llamaba en español], de hecho sale Diego Luna en esa movie, es del 2003 pero fuchi [sí, aunque no la haya visto toda, con lo que vi fue suficiente].

Las piernas ya me flaqueaban al llegar a Madrid, ya solo quería estar de regreso en la residencia y bañarme, para poder dormir a gusto. Llegamos a la residencia como a las 23:00 o algo así, rápidamente a revisar 2 que 3 cosucas por aquí y por allá, una visita al baño y a dormir profunda e ininterrumpidamente por un largo rato, ahora sí, con pijama.

Unknown 6:38 p.m.




El Funeral De Los Caracoles



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